![]() |
CAP�TULO II
El sucesor de los ap�stoles C�sar I. Actis Br�
Me ha parecido conveniente dedicar un cap�tulo, el segundo, para presentar los aspectos m�s salientes de la personalidad de monse�or Zazpe, y su visi�n de la realidad. La personalidad Una l�cida inteligencia, un radical amor a la Iglesia y un ardiente celo apost�lico unidas a una sonrisa afable y un timbre de voz juvenil eran las primeras caracter�sticas que se hac�an evidentes. Pude identificarlas en la primera entrevista que me concedi� en los inicios de 1970, cuando el R. P. Vicente Grases Millet O.P. p�rroco de Nuestra Se�ora del Rosario, de Santa Fe, propuso mi nombre como candidato al diaconado permanente. Me sorprendi� tambi�n su disposici�n "de cercan�a": en esa entrevista abandon� su escritorio y me invit� a sentarme junto a �l en un sill�n para tres cuerpos y hablamos como si hubi�ramos sido viejos conocidos. �Yo ten�a 27 a�os, era apenas un joven escritor y �l ten�a 50, era arzobispo y hab�a sido Padre Conciliar!. Otra de las caracter�sticas de la personalidad de Mons. Zazpe era su vasta cultura universal. A�n cuando en los �ltimos a�os su discurso, generalmente descriptivo, informado y actualizado, se hab�a tornado casi tan�tico y martirial, recurrentemente aparec�an en sus homil�as, pl�ticas y conversaciones, referencias literarias y musicales. Era frecuente escucharlo citar a Levy Strauss, a Shakespeare, a Dostoievsky, a Miguel de Unamuno, a Wagner, a Mozart o a personajes como Hamlet o Raskolnikoff. L�gicamente no faltaban -no pod�an faltar- Isa�as y su Siervo Sufriente, los martirios de Santa Mar�a Goretti, de Maximiliano Mar�a Kolbe, y el de San Ignacio de Antioqu�a, Obispo como �l, mortificado en una jaula rodante camino de la inmolaci�n. Cuando a�os m�s tarde estudi� a Foucault, ca� en cuenta que una de las particularidades en Mons. Zazpe era lo "impalpable" de los l�mites entre su discurso y "la cosa". Sin embargo, intuitivamente yo hab�a podido establecer una precaria analog�a entre don Vicente y su predicaci�n con la realidad de Jes�s de Nazareth, quien no s�lo era portador del mensaje sino que esencialmente era "el mensaje mismo" (10). Finalmente, podr�a sintetizar con las palabras de Menandro " porque soy humano nada de lo humano me es ajeno " la caracter�stica m�s fuerte de la personalidad de Monse�or Vicente Zazpe, quien se sab�a hermano de aquellos a quienes deb�a apacentar y se los hac�a saber y sentir.El "para vosotros soy obispo, con vosotros soy un bautizado" del ret�rico Agust�n de Tagaste, Santo Obispo de Hipona, ten�a una consistencia real en la conciencia episcopal de Mons. Zazpe quien quiso -insisto- asemejarse en todo lo posible al Verbo Encarnado quien, siendo Dios, "se anonad� a s� mismo tomando la condici�n de servidor y haci�ndose semejante a los hombres" (11). Su visi�n de la realidad Su percepci�n de la realidad estaba signada, a mi juicio, por el paradigma de la complejidad (12) y tengo la sensaci�n que durante su estada en Roma y en sus viajes posteriores al Viejo Mundo, hab�a ido desarrollado su pensamiento pr�ctico en este sentido. Creo que ello le permiti� ensamblar armoniosamente las partes de la realidad, que suele aparecer fragmentada, para leerla e interpretarla a la luz de la Encarnaci�n del Hijo de Dios en quien y por quien, seg�n la revelaci�n paulina (13), "Dios quiso que residiera toda Plenitud y reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo". Su visi�n hol�stica de una realidad compleja le permiti� promover en la Arquidi�cesis la creaci�n de nuevos organismos pastorales y de nuevos movimientos apost�licos, afirmado siempre en los fundamentos inconmovibles de la Iglesia. Por eso la intensa acci�n pastoral que desarroll�, especialmente, en su magisterio episcopal trascendi� los l�mites de su arquidi�cesis, proyect�ndolo internacionalmente, y la comunidad nacional reconoci� en �l a aqu�l que les brindaba las claves para una comprensi�n m�s plena de la realidad y -al mismo tiempo- una orientaci�n precisa para cumplir sus responsabilidades. Debemos recordar que sus charlas semanales por la radio y la televisi�n, reproducidas el d�a lunes por la prensa escrita nacional, abordaban todos los problemas ya fueran del pa�s o de la "aldea planetaria", como gustaba decir. Notas:(10) Marshal Mc Luhan lo hab�a advertido para el fen�meno comunicacional, "traicionado" tal vez por sus ra�ces cat�licas. (11) Fil.2,7. (12) Ver por ej.: Morin, Edgar Epistemolog�a de la complejidad. (13) Col. 1,19-20. |