Análisis estadístico de tres factores que influyen en la preservación de microfósiles en artefactos arqueológicos

Babot, María del Pilar1 y Elena Bru de Labanda2

1 Instituto de Arqueología y Museo, Facultad de Ciencias Naturales e IML, Universidad Nacional de Tucumán, Argentina – Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). shypb@arnet.com.ar. 2 Laboratorio de Bioestadística, Centro de Referencia para Lactobacilos (CERELA). Chacabuco 145, (4000) San Miguel de Tucumán, Argentina. ebru@cerela.org.ar


El análisis de los procesos tafonómicos que afectan la preservación de microfósiles constituye un problema central para cualquier investigación sobre silicofitolitos, cristales de calcio, granos de almidón y otras micropartículas de origen vegetal y animal. Este tema posee particular relevancia en lo que respecta al estudio de sustancias adheridas y residuos de uso en artefactos arqueológicos por sus múltiples implicancias sobre el aprovechamiento de recursos vegetales (del Puerto y Campos 1999; Haslam 2003; Babot 2004), la antigüedad de la domesticación vegetal (Loy et al. 1992; Piperno et al. 2000; Pearsall 2003) y la funcionalidad artefactual (Fullagar y Field 1994; Piperno y Holst 1998; Babot 2001), entre otros.

Los trabajos que se han dedicado al estudio de microfósiles en artefactos desde un punto de vista tafonómico, han explorado aspectos tales como las modificaciones de origen antrópico derivadas de prácticas culturales que afectan la morfología y propiedades de granos de almidón y fitolios (Juan-Tresserras 1992, 1998; Babot 2003, 2004; etc.), la procedencia cultural vs. de contaminación de microfósiles (Barton et al. 1998) y las posibilidades de preservación del almidón en artefactos de superficie y subsuperficie en ambientes subtropicales (Lu 1993).

En este trabajo se evalúan tres factores que inciden en el número de microfósiles recuperados como ejemplares enteros y fragmentados en muestras de superficies activas de artefactos arqueológicos. Tales factores son:

1) Ubicación o procedencia de las muestras refiere al lugar en dónde se hallaban los instrumentos arqueológicos de los cuales se recuperaron los granos de almidón. Esta variable puede tomar dos valores: a) estratigrafía o subsuperficie -instrumentos recuperados entre sedimentos- o b) superficie -instrumentos recuperados sobre el suelo o sedimento actual-.

2) Exposición u orientación de la superficie muestreada en el instrumento arqueológico, refiere a la posición que tenía la parte del instrumento arqueológico de la que proceden los microfósiles cuando se la encontró en el campo. Esta variable puede tomar los siguientes valores (sensu Babot 2004): a) hacia arriba, b) hacia el costado -en ambos casos expuesta a la acción directa de los agentes atmosféricos-, o c) hacia abajo -más preservada de la acción directa de los agentes atmosféricos por estar en contacto con el suelo o sedimento-. A los fines del análisis se consideran en bloque “hacia arriba” y “hacia el costado” para compararlas con “hacia abajo”.

3) Textura petrográfica de la superficie muestreada en el instrumento arqueológico refiere a una condición o un atributo particular de la roca en la que fueron manufacturados los instrumentos arqueológicos analizados. Esta variable puede tomar los siguientes valores: a) vesicular -la roca tiene cavidades denominadas vesículas-, b) amigdaloide -la roca tiene cavidades denominadas amígdalas-, c) porfídica -la roca tiene granos minerales grandes, de buen desarrollo, inmersos dentro de otros de menor tamaño-, d) granular -la roca tiene granos minerales del mismo o diferente tamaño-, y e) densa -la textura es muy suave y compacta-. A los fines del análisis y por su comportamiento asimilable, se toman en bloque “vesicular” y “amigdaloide” para compararlas con “porfídica” más “granular” más “densa”.

El análisis se basa en el conteo de granos de almidón observados en muestras de la superficie activa -la más usada y desgastada por uso, sensu Babot 2004- de 28 artefactos de molienda. Los artefactos proceden de ocupaciones datadas entre ca. 7000-1100 A.P. de sitios arqueológicos localizados en Antofagasta de la Sierra -ANS- (Puna Meridional Argentina, Catamarca). Cinco de éstos son abrigos rocosos: Quebrada Seca 3, Cueva Salamanca 1, Peñas Chicas 1.1 y 1.3 y Punta de la Peña 4; el restante, Punta de la Peña 9.I, constituye un sitio a cielo abierto.

Los conteos promedios de granos de almidón por artefacto se efectuaron a partir de barridos completos de cada muestra disponible -equivalente a una superficie de 18mm x 18mm-, en microscopio petrográfico con luz normal y polarizada.

Para el análisis de las variables ubicación o procedencia y textura petrográfica se compararon las muestras de todos los artefactos disponibles, en tanto que para la variable exposición u orientación, únicamente se consideraron las muestras de artefactos cuya procedencia es “superficie”.

Para estudiar las relaciones entre el número de granos y la ubicación, textura y exposición u orientación de los instrumentos arqueológicos, se propuso un modelo loglineal en el que la distribución de la variable observada es Poisson. Se usó el test de Wald (Statsoft Inc. 2004) para establecer la significación de los efectos. El mismo procedimiento se empleó para plantear un modelo de dependencia del número de granos con la exposición u orientación y la textura de las piezas arqueológicas.

Los resultados indican que en las piezas procedentes de estratigrafía, la textura vesicular-amigdaloide contribuye a la preservación de un número mayor de granos de almidón. En las piezas de superficie, la textura densa es la menos proclive a preservar microfósiles, en comparación con las restantes que, en cambio, ofrecen un microrrelieve apto para la captura y alojamiento de los mismos. En superficie, la textura porfídica-granular presentó un mejor potencial para la preservación de las micropartículas, seguida por la vesicular-amigdaloide y la densa.

La estimación del modelo loglineal que relaciona número de granos con ubicación o procedencia y textura de la pieza, dio como resultado que dicho número depende, simultánea y significativamente (con p<0,05) de los dos factores. De acuerdo a este modelo, el número de granos es mayor en las piezas arqueológicas preservadas en superficie con textura porfídica-granítica que en las de estratigrafía con la misma textura. Mientras que con los artefactos de textura vesicular-amigdaloide sucede lo contrario, hay más granos en las piezas de estratigrafía que en las de superficie. Con respecto a las piezas densas no hay diferencias en la preservación de granos entre ubicaciones.

En términos generales, las muestras procedentes de abrigos rocosos ofrecieron un número levemente menor de granos de almidón -excepto las de artefactos con textura vesicular- que las muestras de superficie. En el caso del conjunto artefactual considerado en este trabajo, este resultado podría estar particularmente influido por la mayor antigüedad y menor intensidad de uso de los artefactos recuperados en cuevas y aleros -ca. 7000-3200 A.P.- que la de los instrumentos del sitio a cielo abierto -ca. 1410-1100 A.P.- (cf. Babot 2004).

No se encuentra una relación clara entre el número de granos de almidón observados y la exposición u orientación de la superficie artefactual muestreada, ya que el número de micropartículas preservado en muestras con baja exposición -“hacia abajo”- es similar al de muestras con exposición media y alta -“hacia el costado” y “hacia arriba”-. De acuerdo con el test de Wald, no hay diferencias significativas entre la cantidad de granos encontrados en artefactos de superficie con distintas orientaciones, independientemente de su textura.

Entre las implicancias de los resultados de esta investigación pueden destacarse las siguientes:

a) existe una tendencia a la preservación de un número limitado de granos de almidón en artefactos arqueológicos, independientemente del efecto de las variables consideradas en este trabajo. Esto es coincidente con lo reportado por investigaciones arqueológicas precedentes, y no debe interpretarse como el resultado de eventos de contaminación postepositacional o durante la manipulación en campo y laboratorio, sino como el producto del uso en el pasado.

b) las expectativas de hallazgo de micropartículas co-varían con las posibilidades reales de preservación ofrecidas por la textura petrográfica y la ubicación o procedencia. Esto constituye una vía independiente para controlar las posibilidades de contaminación de muestras arqueológicas obtenidas en artefactos con diferentes texturas y procedencias.

b) los granos de almidón poseen importantes posibilidades de preservación, en mayor o menor cantidad, tanto en muestras de superficie como de subsuperficie, al menos en ambientes poco agresivos tales como el constituido por el desierto de altura. Estas posibilidades no parecen ser equivalentes en otras condiciones climáticas más agresivas (Lu 2003).

 

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