FITOLITOS: HACIA UN SISTEMA CLASIFICATORIO

Zucol, A. F.


Diferentes sistemas se han planteado entorno al tratamiento y clasificación de los fitolitos (Zucol, 1995). Los aportes realizados en este tema varían según la aplicación o finalidad de las investigaciones; abarcando desde los sistemas basados en unidades de clasificación ortotaxonómica –unidades sistemáticas naturales- hasta los que utilizan unidades de clasificación parataxonómicas –unidades sistemáticas definidas por un conjunto parcial de caracteres-.

Estos diferentes enfoques se encuentran relacionados con la problemática que existe en torno a la procedencia de los fitolitos. Por una parte, los fitolitos pueden obtenerse para su estudio de organismos vivos manteniendo la conexión orgánica con los tejidos vegetales, o bien, pueden hallarse en muestras en donde no es posible establecer la conexión orgánica con los tejidos del vegetal que le dio origen, como es el caso de muestras sedimentarias, pedológicas y etnobotánicas. A la variabilidad derivada de las distintas fuentes de muestreo se le suman dos conceptos que también afectan al tratamiento de los fitolitos, la multiplicidad y la redundancia (sensu Rovner, 1971; Rovner y Russ, 1992), que son consecuencia de la multiplicidad de tipos morfológicos presentes en un mismo taxon y la similitud de tipos morfológicos presentes en diferentes taxa.

De acuerdo a estos condicionantes previos, un sistema clasificatorio de fitolitos debe integrar los distintos enfoques, ser abierto a la incorporación de nuevos taxa y limitar los efectos provocados por los fenómenos de multiplicidad y redundancia.

La mayor precisión en el tratamiento fitolítico se logra mediante una clasificación morfológica que defina las distintas formas tratadas y sus límites; pero por otra parte, hacer un gran hincapié en este tratamiento sin reparar en la sistemática vegetal, la fisiología, la ecología y fenología de los vegetales productores de fitolitos puede llevar a la creación de un sistema clasificatorio paralelo al ordenamiento natural de las especies vegetales.

La utilización de taxa morfológicos se encuentra contemplada en la nomenclatura botánica (Greuter et al., 1994. Art. 3.3), para referirse a las especies fósiles basadas en especímenes de origen fragmentario; bajo este artículo resulta nomenclaturalmente lícito el otorgarle a las categorías fitolíticas o forma-genera, un tratamiento acorde a lo establecido por el ICBN, tanto en su diagnósis, su publicación válida y efectiva (Art. 36.1 y 3) y su tipificación (Art. 7.9).

El primer autor que realiza un sistema clasificatorio de fitolitos fue Ehrenberg (1841, 1846 y 1854); posteriormente este sistema sería modificado por Deflandre (1963). Bertoldi de Pomar (1971) realiza un ensayo de clasificación morfológica definiendo grupos y morfotribus de fitolitos a los cuales da una denominación particular. Ambos sistemas clasificatorios y nomenclaturales, han sido integrados en la propuesta de Taugourdeau-Lantz et al. (1976). Estos autores, por principio de prioridad, toman las categorías de Ehrenberg, y las recategorizan en Grupo, Género y Especie, incluyendo las clases morfológicas de Bertoldi de Pomar.

Si bien este sistema clasificatorio puede permitir un ágil tratamiento de los fitolitos, mediante una tipología que facilite la delimitación de las morfocategorías, resta establecer su vinculación con la sistemática vegetal. La afinidad botánica de las morfocategorías puede establecerse directamente con la categoría superior a la de familia del genero-forma (Art. 3.3 ICBN), o bien en forma indirecta, mediante la utilización del concepto de esciotaxon que definiera Bengtson (1985:1354. (orto)taxon conceptual que representa tanto al mismo taxon real, como a otro (orto)taxon conceptual, basado en material de diferente naturaleza); y que en la literatura fitolítica ha sido aplicado bajo la denominación de asociación fitolítica o phytolith assemblages (sensu Piperno, 1988: 60 y Mulholland et al., 1988: 2002).

Para conciliar los diferentes criterios empleados hasta el presente y luego de extensas consultas con la autora de uno de estos sistemas clasificatorios (Bertoldi de Pomar, com. pers.), se propone el delineamiento de un sistema de clasificación integral y abierto, que permite un preciso tratamiento y delimitación de las categorías fitolíticas; y que se encuentra contemplado en las normativas de la nomenclatura botánica.

Referencias

Bengtson, S. 1985. Taxonomy of disarticulated fossils. Journal of Paleontology, 59 (6) :1350- 1358.

Bertoldi de Pomar, H. 1971. Ensayo de clasificación morfológica de los silicofitolitos. Ameghiniana,7 (3-4) : 317-328.

Deflandre, G. 1963. Les phytolithaires (Ehrenberg). Nature et signification micropaléontologique, pédologique et géologique. Protoplasma. Ed. Springer, Viena.

Ehrenberg, C.G. 1841. Über verbreitung und einfluss des mikroskopischen lebens in Süd und Nordamerika. Monatsber. Preuss. Akad. Wiss., Berlin, : 139-144.

Ehrenberg, C.G. 1846. Über die vulkanischen Phytolitharien der Insel Ascencion. Monatsber. Preuss. Akad. Wiss., Berlin, : 191-202.

Ehrenberg, C.G. 1854. Mikrogeologie.Bd. I: text. Bd. II: Atlas. Leopold Voss, Leipzig.

Greuter, W.; Barrie, F.R.; Burdet, H.M.; Chaloner, W.G.; Demoulin,V.; Hawksworth, D.L.; Jorgensen, P.M.; Nicolson, D.H.; Silva, P.C. & P. Trehane. 1994. International Code of Botanical Nomenclature. Regno Vegetabile 131. Koeltz Scientific books, Königstein.

Mulholland, S.C.; Rapp, G. & A. L. Ollendorf. 1988. Variation in phytoliths from corn leaves. Can. J. Bot., 66: 2001-2008.

Piperno, D.F. 1988. Phytolith analysis. An archeaeological and geological perspective. Academic Press. San Diego. 280 p.

Rovner, I. 1971. Potential of opal phytoliths for use in paleoecological reconstruction. Quaternary Research, 1: 345-359.

Rovner, I. & J.C. Russ. 1992. Darwin and design in phytolith systematics: morphometric method for mitigating redundancy. En: Rapp, G. & S.C. Mulholland (eds.), "Phytolith Systematics." : 253-276. Plenum Press, New York.

Zucol, A.F. 1995. Microfitolitos: II. Análisis de las clasificaciones. Ameghiniana, 32 (3) : 243-248.

 

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