Eduardo Gambandé
es un santafesino al que siempre le gustó la robótica
y que tomó la decisión de hacer lo que le gusta, pese
a todas las dificultades. Estudiante de dos ingenierías, se
define como un autodidacta que continúa estudiando "porque
a estas cosas son necesarias validarlas con un título".
"Empecé queriendo
hacer una mano ortopédica y desarrollé un prototipo
rudimentario. Pero llegué a la conclusión de que era
poco factible hacerla en Santa Fe porque no hay muchos accidentados
en los brazos, en la región y el país. Entonces se me
ocurrió hacer algo relacionado con esas prótesis robóticas",
cuenta.
"Tomé la robótica
como una herramienta para mejorar el funcionamiento de las Pymes,
porque las grandes empresas pueden incorporarla sin problemas y se
plantean su producción de otra forma. Las Pymes lo ven como
algo lejano y ni piensan que pueden llegar a tenerla. Pero ellas pueden
acceder a la robótica. El problema se centra en que deben hacer
una inversión inicial importante y recuperarla lleva bastante
tiempo. Pero algunos costos están bajando -dice- y cada vez
es más accesible".
Gambandé es uno
de los emprendedores que está incubando su empresa en el Parque
Tecnológico del Litoral-Centro, donde está desarrollando
distintos prototipos para firmas de la región y donde uno de
sus objetivos es "bajar todos los costos porque estoy haciendo
robótica para pequeñas y medianas empresas, que, además,
es mucho más sencilla que la que puede tener una grande".
"Nadie quiere dedicarse
a desarrollar prototipos porque quieren copiar lo que hacen los países
desarrollados como Japón, por ejemplo. Y no se dan cuenta que
copiar sale más caro. Mi caso es distinto. Yo empecé
pensando en resolver las necesidades de las empresas a partir de lo
que hay en la región", explica.
Respecto de los requerimientos
detectados entre las Pymes locales, Gambandé explica que pasan
no tanto por la producción en serie sino en que sean flexibles
y se vayan adaptando a las necesidades.
Explica que las Pymes que
elaboran productos de buena calidad muchas veces no lo hacen en grandes
volúmenes. "Lo que necesitan es un robot que les permita
fabricar 100 piezas de determinadas características y 200 de
otras. Con el robot podrían hacerlo cambiando el programa en
una computadora. No hacer tanta cantidad de unidades en serie sino
que la máquina sea flexible y se vayan adaptando a las necesidades".
El prototipo
Actualmente con su socio, el ingeniero Gastón Prati, están
fabricando un prototipo para la industria de la madera. "Es como
un torno pero robótico. Cuando lo termine se lo voy a llevar
a los clientes para mostrárselo. Además, aproveché
la misma tecnología de ese torno para otros robots, y voy a
desarrollar uno que sirva para cortar chapa, por ejemplo, porque hoy
muchas industrias las están mandando a cortar a Rosario o Buenos
Aires".
Pero antes, analizaron
el negocio, como armar la empresa para que funcione y no empiece perdiendo
plata para dar los primeros pasos y brindar servicio.
Del torno ya está
terminado el desarrollo y ahora está en la etapa de comprar
los microcontroladores, algunos motores y piezas para hacer el prototipo
que va a tornear telgopor en vez de madera en la muestra a los potenciales
clientes. Y después construirá uno de tamaño
real para venderlo.
"Problemas hay con
la gente que se resiste a usar el robot por temor a perder el empleo
y entonces no lo entrena bien. Al robot hay que mostrarle cómo
hacer el trabajo. Y para eso hay que capacitar gente", explica
a la vez que reconoce que "se pierden puestos de trabajo de baja
calificación, pero se incorpora trabajo calificado, mano de
obra de técnicos e ingenieros".
Una de las dificultades
que se presentan en la región es el temor de los empresarios
a invertir en una de estas máquinas porque temen que si se
les rompe una pieza no la puedan conseguir o tengan problemas con
el mantenimiento.
El futuro
"La robótica tiene futuro en Santa Fe. Todos los problemas
que me fueron planteando con respecto a por qué no iba a funcionar,
los fui resolviendo adaptándolos a la región",
enfatiza.
"Yo tengo más
un perfil de inventor que de emprendedor, por eso hay un montón
de cosas que no me animo a mostrar antes de patentar y a veces no
estoy acostumbrado a trabajar mucho con la gente. Por eso, tengo que
ir aprendiendo a desarrollar una empresa. Porque un inventor lo que
quiere es inventar algo pero un emprendedor tiene que hacer el producto,
desarrollarlo y comercializarlo", explica.
Su primer invento fue una
mano ortopédica, con el que se presentó en un concurso
organizado por la Universidad Tecnológica, donde ganó.
"Allí encontré a Martín Galdon y Cristina
Marchesano, que son como generadores de emprendedores y ellos me ayudaron
y me enseñaron. De ellos aprendí, además, el
tema de incorporar muchas cuestiones para comunicar la máquina
con las personas. Por ejemplo, que a un torno de computadora cualquier
persona lo pueda usar. Simplificar el uso de la máquina".
El principal problema con
el que se encuentra es no poder dedicarse todo el tiempo a la robótica
porque "todavía" no puede vivir de eso y asegura
que una de sus cualidades "es no hacerle caso a lo que me aconsejan
los demás. Hay momentos en los que todos me dicen que no va
a funcionar, que la robótica en Santa Fe no va a andar. Yo
voy para adelante y trato de solucionar los problemas a los que me
enfrento".
Finalmente, un consejo:
"No hay que quedarse con la idea inicial porque a lo mejor uno
empieza a fabricar una cosa que no la quiere nadie y, entonces, debe
modificarla y pensar en una alternativa. No se la puede abandonar
en seguida".
Y una consigna: "Vamos
a tener éxito. No tengo dudas. Vamos a poder solucionarle problemas
a la gente".
Fuente: El
Litoral, 3 de abril de 2006