Ameghino, en cuerpo y alma con la ciencia
 

Florentino AmeghinoA Florentino Ameghino (1853-4/1911) le tocó actuar en un momento en el que las preocupaciones de los hombres de ciencia argentinos eran el progreso material del país y el aprovechamiento de sus materias primas, y no fósiles o discusiones sobre el cuaternario.
Debido a sus estudios, la Paleontología argentina realizó progresos fundamentales. Defendió la tesis de un origen americano del hombre.

En relación con su nacimiento, haya sido en 1853, en Italia, o en 1854, en Argentina, apenas puede negarse su carácter de científico argentino. Argentino fue el niño que recogía huesos en las barrancas de Luján, en tierras bonaerenses, mientras cursaba las primeras letras bajo el ala protectora de un buen maestro que, luego, lo llevó a la ciudad de Buenos Aires para que ingresara en la Escuela Normal. Argentino fue el adolescente que visitó el Museo de Buenos Aires y conoció sus colecciones. Y argentino fue el joven que, en Mercedes (Bs. As.), como maestro y luego director de escuela, emprendió, durante nueve meses, “el estudio de los terrenos de la pampa haciendo numerosas colecciones de fósiles e investigaciones geológicas y paleontológicas que demostraron la existencia del hombre fósil en la Argentina”.

En 1875, Ameghino hizo conocer sus primeras especies nuevas, mientras que en ese año y en el siguiente se presentó en los concursos de la Sociedad Científica “con siete cajas de fósiles y una memoria sobre el cuaternario”. Pero la preocupación de los hombres de la ciencia de entonces era el progreso material del país y el aprovechamiento de sus materias primas, y no fósiles o discusiones sobre el cuaternario. El hecho es que sus fósiles merecieron la última de las catorce menciones honoríficas y la memoria no fue aceptada.

Publicaciones
Tres años después, Ameghino fue a Europa con su ya abundante colección, que presentó en la Exposición Internacional de París. Su estadía allá fue fructífera: asistió a cursos, visitó museos, se relacionó y conoció sabios, publicó “La antigüedad del hombre en el Plata” (1880/81) y, en colaboración con Gervais, “Los mamíferos fósiles en la América meridional” (1880), más tarde traducido al francés. En 1881 regresó al país y en 1882 instaló en Buenos Aires una librería de nombre significativo y ya famoso: la “Librería del “Glyptodón”. En 1884, año en que escribe “Filogenia”, la universidad cordobesa le ofrece una cátedra de zoología, que acepta, por lo cual residió un par de años en Córdoba donde aprovechó para estudiar la geología y paleontología de la región y para publicar numerosas memorias a través de la Academia. Así llenará él solo el Tomo VII de las Actas de 1889, con su monumental “Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina”, que fue premiada en la Exposición Universal de Buenos Aires.

Del Museo de Ciencias Naturales de La Plata al de Buenos Aires
En 1886, fue designado secretario vicedirector del museo platense, encargándosele la sección Paleontología que Ameghino enriqueció con sus colecciones. Pero su permanencia en la institución fue breve, aunque quedó sin embargo en La Plata, donde instaló una librería. En 1902, Ameghino, profesor de mineralogía y geología ese mismo año en la capital bonaerense, es designado director del Museo de Buenos Aires, a cuyo frente estuvo hasta su muerte, en 1911.
Al hablar de las actividades de Florentino Ameghino no puede dejar de mencionarse a su hermano Carlos Ameghino (1865/1936), quien fue su eficiente colaborador, recorriendo la Patagonia y enviándole datos y materiales para su estudio e interpretación. Carlos formó parte del personal del Museo, que dirigió interinamente entre 1917 y 1923.

El legado
La obra de Ameghino comprende dos aspectos. Por un lado, la labor descriptiva del geólogo y sobre todo paleontólogo, de valor perenne. Casi el 80% de las especies de mamíferos fósiles que describió en su obra de 1889 son descubrimientos propios. Con la labor de los dos Ameghino y de Hermann von Ihering (1850-1930), fundador y director del Museo Paulista, a quien Ameghino confió el estudio de los invertebrados fósiles de sus colecciones, la Paleontología argentina realizó progresos fundamentales. El otro aspecto de la obra de Ameghino está representado por las bases teóricas sobre las que estructuró sus descubrimientos y observaciones y por los fundamentos filosóficos de esas bases.

Su tesis; su lucha
Es sabido que la tesis que sustentó Ameghino, y por la cual luchó toda su vida, consiste en suponer un origen americano para el hombre, y que el suelo argentino, o algún territorio cercano a él, fue cuna de la especie humana. Al servicio de esta doctrina antropológica Ameghino puso todos sus hallazgos paleontológicos y sus interpretaciones de carácter geológico y estratigráfico. Esa doctrina implicaba la adhesión a la teoría de la evolución, aún no aceptada por todos los naturalistas de entonces. Así, Ameghino fue evolucionista, pero también fue más que eso: fue un sabio auténtico por el valor de sus investigaciones científicas, por su fe en una teoría revolucionaria que previó duradera y fecunda, por la audacia y vuelo de sus doctrinas, por su adhesión vital, en cuerpo y alma, a la ciencia.

Fuente: El Correveidile - Boletín de la SeCyT.
El Museo Provincial de Ciencias Naturales, sito en nuestra ciudad, lleva el nombre del sabio. Seleccionó y adaptó: Lic. Enrique A. Rabe (ACS/Conicet Santa Fe).

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Publicado el 24 de abril de 2007