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        crecimiento de los balnearios argentinos -marítimos y fluviales- 
        y los impactos ambientales que producen son temas de los que se ocupa 
        el Dr. José Dadón*, quien es doctor en ciencias biológicas, 
        investigador del Conicet** y especialista en análisis de patrones 
        de uso, efectos y conflictos de urbanizaciones turísticas costeras. 
 Trabajo conjuntoEl citado científico, con funcionarios de las secretarías 
        de Ambiente y de Turismo de la Provincia de Buenos Aires, trabajó 
        en la redacción de pautas para los balnearios marítimos 
        y fluviales con el fin de disminuir el impacto ambiental. El resultado 
        de esta tarea conjunta fue el diseño de las Directrices para la 
        Gestión de Calidad en Playas y Balnearios, que se aplicaron como 
        prueba piloto en Mar del Plata, Villa Gesell y Necochea.
 
 Directrices hasta 
        en la playaEn el año 2000, se registraron en el mundo 699 millones de llegadas 
        de turistas internacionales, lo que significó alrededor de un 7% 
        de aumento en relación con años previos, y generó 
        cerca de 470 mil millones de dólares. Este incremento ha llevado 
        a algunas organizaciones internacionales a formular nueva normativa a 
        fin de regular la actividad. En ella se enfatiza que el turismo tiene 
        que basarse en modelos sostenibles de producción y consumo, y que 
        en su desarrollo deben participar los ciudadanos. Asimismo, las decisiones 
        de planificación deben tomarse localmente, satisfacer las expectativas 
        económicas y respetar el ambiente y la estructura física 
        y socioeconómica de cada lugar. Con ello se busca la conservación 
        de zonas vulnerables tales como islas pequeñas, arrecifes de coral, 
        aguas costeras, manglares, humedales costeros, playas y dunas.
 
 ¿Cuáles 
        son los riesgos del crecimiento turístico?La urbanización excesiva y desordenada, el aumento del tránsito 
        de vehículos de doble tracción y el deterioro de los recursos 
        naturales ante el creciente número de visitantes. Además, 
        se incrementan las actividades de producción tales como el cultivo 
        de camarones, moluscos y algas, y algunas especies animales y vegetales 
        pierden su hábitat. La preocupación por estos cambios generados 
        por el turismo en las zonas costeras llevó a la creación 
        de lo que se conoce como "Campaña Bandera Azul", que 
        nació en Francia en 1985, creada y desarrollada por la Fundación 
        para la Educación Ambiental (en inglés, FEE), una ONG reconocida. 
        La Bandera Azul es una etiqueta que, en la actualidad, se otorga a alrededor 
        de 3 mil playas en 33 países de Europa, en África del Sur, 
        Canadá y en el Caribe, según parámetros de calidad 
        de agua, educación y manejo ambiental, seguridad y otros servicios.
 
 Qué aconsejan 
        las directrices* Informar a los bañistas si el agua es apta para bañarse.
 * Proporcionar agua potable a clientes y no clientes; ahorrar agua en 
        las canillas y duchas, y evitar que el agua sucia llegue a la playa.
 * Realizar buena gestión de los residuos.
 * Valorizar el paisaje nativo, sin introducir especies exóticas 
        ni alterar los procesos naturales.
 * Restringir la publicidad y el ruido a los sectores construidos; la playa 
        debe seguir siendo un escenario lo más natural posible.
 * Cuidar el estado de los edificios e instalaciones ya construidas, no 
        edificar más instalaciones fijas, y las nuevas deben causar el 
        menor impacto posible. Preferir las desmontables, y ocupar la menor cantidad 
        de terreno que se pueda.
 * Asegurar la accesibilidad a personas con capacidades limitadas.
 * Señalización estandarizada.
 * Servicios básicos garantizados. Importante: un baño público, 
        por lo menos, para clientes y no clientes (así no se usan el mar, 
        el río, o los médanos, como baños de urgencia).
 
 Su aplicaciónAl respecto, el Dr. Dadón precisó que "la aplicación 
        de las Directrices puede ser de carácter voluntario u obligatorio, 
        por disposiciones o por contrato entre partes, según lo decida 
        la autoridad correspondiente", y señaló que más 
        información puede encontrarse en www.ege.fcen.uba.ar/ecologiamarina
 
 (*) Profesor en la 
        Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA 
        y director del Laboratorio de Ecología Marina de la Facultad de 
        Ciencias Exactas y Naturales de la mencionada universidad. (**) Consejo 
        Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
 Fuente: Prensa CONICET. 
        Selección y adaptación: Lic. Enrique A. Rabe (ACS/Conicet 
        Santa Fe).
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