Cuando hablamos de "economías regionales" generalmente nos referimos a producciones intensivas, basadas en el aprovechamiento de materias primas agropecuarias regionales que, de acuerdo a sus condiciones específicas, han avanzado con distinta intensidad en la industrialización local de sus productos derivados. En los últimos años, grandes empresas han ingresado a dichas actividades, pero, en líneas generales, estas economías están ligadas a la actividad de medianas y pequeñas empresas, con gran capacidad de generar empleos. Un plan de acción para estimularlas en términos de desarrollo del empleo, de sus potenciales productivos, debe tomar en cuenta sus particularidades, capacidades, fortalezas y debilidades.
El ejemplo del arroz: auge y caída
Con la estabilidad monetaria (Convertibilidad) y el Mercosur, el sector arrocero de
Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes vivió un fuerte crecimiento a nivel de la producción
primaria y de la instalación de plantas para descascarado y envasado; la exportación
hacia Brasil crecía año a año. El auge difundió un modelo basado en explotaciones de
gran escala, aprovechamiento de ventajas naturales, inversiones en infraestructura de
riego (represas), almacenamiento, toma de créditos de mediano plazo, precarización
laboral, ingreso al grupo de firmas de primer nivel -en algunos casos-. La exportación de
arroz movilizó la cadena productiva del sector, el trabajo indirecto, la demanda de
insumos y servicios de las localidades, pero avanzó mucho menos en la industrialización
intensiva de sus productos. Luego de la baja de precios que ocasionó la crisis asiática,
y la devaluación brasileña, el sector vive situaciones muy difíciles: sobreoferta
-salvada con exportaciones a terceros mercados y reintegros especiales-, caída de los
precios de exportación y endeudamiento a tasas muy altas.
El vuelo de la avicultura
Un caso algo distinto es el de la avicultura de Entre Ríos, que, si bien con
altibajos, tiene crecimiento y una interesante capacidad de crear empleos directos e
indirectos. Se expande, inicialmente, sobre todo en el mercado interno, con una dura
competencia de Brasil, y más recientemente exporta hacia países latinoamericanos
extra-Mercosur y Europa Oriental. Hacia 1994-95, el sector avícola aplicó una dura
reconversión de sus plantas, con resultados disímiles en términos de
competitividad-empleo.
Hemos tomado estas producciones regionales como ejemplo, pero podrían ser otras
producciones de nuestra región o de otras provincias. Hoy, desde condiciones muy
difíciles, las economías regionales buscan que la actual administración nacional
acompañe al sector productivo en la mejora de la competitividad de sus producciones.
Están en espera de un Estado capaz de instrumentar políticas que atenúen los efectos de
la desregulación frívola, del "costo argentino" que no cede, de las
asimetrías de precio con Brasil, particularmente en el marco de la Convertibilidad.
Economías regionales no manifiestas
Estas son verdaderas "economías local-regionales subterráneas", que operan
para el mercado regional o nacional, con carácter de economía no registrada, en
desfavorables condiciones de negociación con los intermediarios, con una consolidación
precaria, bajo formas de producción familiar y artesanal, sin acceso al crédito (y menos
a la información y a la tecnología). Al mismo tiempo, tienen gran potencial de empleo, y
son poco conocidas.
Un nuevo capitalismo argentino
Las producciones regionales no pueden quedarse en la producción y exportación de commodities,
productos de poco valor y grandes volúmenes que basan su competitividad en ventajas
estáticas. Se deberá buscar, en cada caso, la posibilidad de avanzar en un proceso de
integración vertical dentro de los sectores, y de integraciones horizontales posibles
desplegadas territorialmente en la región, o entre regiones del país. En particular,
habrá que reinstalar el concepto de que hay que industrializar la producción primaria
regional, avanzar en un modelo agro-industrial, exportador de productos avanzados. En ese
camino es necesaria una verdadera refundación del capitalismo argentino, pasando de un
capitalismo básicamente explotativo a un capitalismo mejorativo.
Un capitalismo "mejorativo" implica trabajar para que las producciones
regionales se basen en nuevas ventajas: la mejora y el aprendizaje continuo, el
perfeccionamiento constante en sus sistemas de valor, la inversión en las personas y en
el capital social. Por este camino las economías, sus sectores líderes
"aprenden" a producir mejor (de otra manera), "alcanzan" y
"superan" a sus competidores internacionales en sectores y actividades
viables y sustentables a largo plazo. Esta es una de las tareas de los centros e
institutos científicos y tecnológicos y de las universidades: acompañar la refundación
del capitalismo argentino sobre nuevas bases técnicas y sociales.
El desarrollo local y las economías regionales
En realidad, en buena parte de los casos, las producciones regionales se concentran en
ciudades determinadas, o en sistemas de ciudades. El desarrollo de las localidades donde
se despliegan las economías regionales pasa por dos grandes cuestiones: a) una
condición necesaria: una "mezcla" de políticas públicas nacionales y
provinciales en materia de gasto público, impositivas, financieras, de coparticipación,
industria y tecnología, que morigeren en el tiempo los efectos distorsivos de las nuevas
reglas de juego (apertura, desregulación-concentración de los mercados, convertibilidad)
y ponderen las diferencias de desarrollo entre regiones y ciudades; b) una componente
que "hace" la diferencia: 1) condiciones propicias, hacia adentro de
la localidad, para el despliegue progresivo del modo de organización, gestión y
acumulación del "capitalismo mejorativo"; 2) construir, generar o profundizar
(cuando ya esté delineado) en cada comunidad local un proyecto de desarrollo que se
asiente en la industrialización de los productos de la economía regional como sistema
integrado.
El papel de la sociedad civil local (y del Estado)
Algunas experiencias locales en marcha estarían mostrando un proceso "virtuoso"
de desarrollo local, en ciudades intermedias o pequeñas; comienza con la generación de
espacios de acción conjunta, inicialmente modestos, con iniciativas económicas o
sociales. Lentamente, los actores locales descubren sus intereses en común y se
complementan; los espacios de confianza mutua empiezan a ser reconocidos y descubiertos
como recursos; en ese proceso crece la sociedad civil y se establecen articulaciones más
ambiciosas y amplias, capaces de incorporar nuevos actores, nuevas relaciones
Sociedad-Estado, una mayor capacidad para negociar e incidir en las políticas locales,
regionales y nacionales, y devolver credibilidad a las instituciones. Sin duda, esto
supone renovar la política y el papel del conocimiento en la sociedad.
Exposición del Lic. Oscar G. Barbosa en el Seminario Nacional sobre "El empleo en
la Argentina"; Foro Interdiocesano de Empleo e Ingreso, 27-11-99; Cáritas Nacional.
El autor es Profesional del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(Conicet) en el Centro Regional de Investigación y Desarrollo de Santa Fe (Ceride), y
delegado de este organismo en Paraná (E. R.). Asimismo, es docente universitario.
Adaptación: Lic. Enrique A. Rabe -Area de Comunicación Social del Ceride-.
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