Complementación científica entre Santa Fe y Cuba (II) |
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Continuación de
la entrevista con el Ing. Qco. Raúl Sabadí Díaz, Director
del Departamento de Matemática Aplicada y Computación en el Instituto
Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar
(ICIDCA). Trabaja en la Planificación de Operaciones de Procesos Discontinuos
(POPD).
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- | Con
respecto a la POPD, y a fin de simplificar la definición, ¿qué
debe entenderse por "operaciones discontinuas" y qué gravitación
tiene este tema en su país? Esta clase de operaciones aplicadas a la producción son las que requieren que los productos permanezcan un determinado tiempo dentro de los equipos, es decir, dejan de fluir en forma continua. En el caso de la industria azucarera, la Popd se mencionó por primera vez en la década del '80, a partir de un trabajo de tesis doctoral del (hoy) Dr. Carlos de Armas Casanova, docente e investigador de nuestro Centro que inició esa línea de trabajo en el país. En 1997 la retomamos nosotros, y la hemos venido trabajando con las instituciones mencionadas en la primera parte de esta nota, fruto de lo cual hemos implementado modelos matemáticos y desarrollado una herramienta de software que hoy se encuentra en su versión 3.0. Esta incluye los enfoques catalán y londinense, con algunas adecuaciones para el caso particular de la industria azucarera, y permite tratar el problema de la incertidumbre en la duración de las operaciones que se producen en los equipos de tipo discontinuo o "batch". |
¿En qué
etapas de la industrialización azucarera han aplicado esta herramienta?
En las áreas de cocción, cristalización y centrifugación,
que es donde se producen las operaciones discontinuas de la fábrica.
Se la ha utilizado para estudiar las diferentes alternativas de fabricación
del azúcar en esas áreas que permitan aprovechar de una forma
más adecuada el equipamiento que está instalado en esa industria.
También hemos previsto usar este recurso sobre todo para analizar el
consumo de vapor, que debe ser estable, es decir, no debe tener picos altos
de sobreconsumo a los que después las calderas no puedan responder. Ese
puede ser el resultado más interesante de una adecuada programación
de estas operaciones muy consumidoras de vapor.
¿Se piensa aplicar
el recurso en otras industrias?
Sí, nuestro interés es extender estos resultados a otras actividades
industriales con importancia en el país y que quizás actualmente
no están programando sus operaciones, o estudiando su planificación
de tareas con estos enfoques. Además, hay empresas que probablemente
hasta ahora no lo requerían pero que han ido creciendo en el número
de productos y muchos de ellos se realizan sobre líneas de producción
que comparten equipos comunes, y por lo tanto ya empieza a ser necesario este
tipo de enfoque. Nuestra intención es empezar a trabajar en ciertas industrias
de carácter bacteriológico para la producción de fármacos,
de algunos medicamentos importantes que están representando -de forma
adicional- una entrada de divisas interesantes para el país por su comercialización
en el exterior. Y queremos ver cómo estas herramientas pueden contribuir
a que esas industrias trabajen cada vez con mayor eficacia.
En el caso de la Argentina, en esa línea de trabajo está la experiencia
del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química
(Intec)*, que ha tenido y tiene vínculos con grupos importantes, sobre
todo de los EE.UU., donde se han formado sus investigadores, y hemos decidido
entre ambas partes que vamos a buscar cuáles serían aquellos intereses
comunes que nos permitan desarrollar alguna tarea conjunta. Estoy seguro de
que los vamos a encontrar, y de que nos beneficiarán a todos.
Ustedes ya tienen experiencia
de trabajo en nuestro país, ¿verdad?
Sí, hemos tenido oportunidad de trabajar con grupos de la Universidad
Nacional de Tucumán, con la Estación Experimental Agroindustrial
Obispo Colombres y con la Compañía Azucarera Concepción
en un proyecto INCO (de la Comisión Europea). Desarrollamos tareas con
estos grupos durante dos años, además de hacerlo con similares
de Inglaterra y España, y el resultado de la integración entre
los grupos cubano y argentino fue "muy bueno", así calificado
por el Prof. Luis Puigjaner, de Cataluña. Estoy seguro de que esa experiencia
puede repetirse con el Intec, y de hecho vamos a empezar a buscar trabajos comunes
con otras organizaciones importantes de investigación en Argentina. Estamos
abiertos a la colaboración con centros como el Instituto de Desarrollo
y Diseño (Ingar), de esta ciudad**, o la Planta Piloto de Ingeniería
Química (Plapiqui), de Bahía Blanca, que son instituciones de
excelencia en este país, sin dudas. Nos interesan sus experiencias y
que conozcan las nuestras, para así lograr que en países calificados
como "del Tercer Mundo" podamos desarrollar cosas, elementos, productos
que puedan competir, que sean, en definitiva, un beneficio para nuestras industrias
nacionales.
(*) Sito en Güemes
3450, dependiente de Conicet/UNL. (**) Sito en Avellaneda 3657, dependiente
del Conicet. Entrevistó: Lic. Enrique A. Rabe (ACS/Ceride).
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publicado
el 25 de octubre de 2003
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