El camino de Leloir
 

Supo llevar a la ciencia argentina a la cúspide
Descubrió los nucleótidos de azúcar y su aporte fue clave para entender la biosíntesis de los hidratos de carbono.

Leloir en su laboratorioEn 1965 obtuvo el Premio Bunge y Born, y en 1970 el Premio Nobel de Química por su descubrimiento de los nucleótidos de azúcar y su importante papel en la biosíntesis de los hidratos de carbono. Aunque los inicios de su carrera de investigador estuvieron ligados a la figura de Bernardo Houssay -el primer Premio Nobel en Ciencias de nuestro país-, Luis Leloir obtuvo sus logros propios y llevó la ciencia argentina a la cima.

Desde muy pequeño se interesó por la naturaleza. En 1932, se graduó en Medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA), y trabajó en el Hospital Municipal José María Ramos Mejía. Se dedicó a la gastroenterología durante dos años, pero luego abandonó la práctica médica para consagrarse a la investigación científica pura. Como conocía bien los trabajos del profesor de Fisiología Bernardo Houssay, se incorporó al instituto que éste dirigía.

De la Medicina a la Bioquímica

Así, comenzó a trabajar en el Instituto de Fisiología para realizar su tesis de doctorado, que, a propuesta de Houssay, trató sobre las glándulas suprarrenales en el metabolismo de los hidratos de carbono, y que obtuvo el Premio de la Facultad de Medicina de la UBA en 1934. A partir de esta ocasión definió su futuro científico, al pasar de la Medicina a la Bioquímica.

A pesar de las limitaciones materiales, Leloir investigaba intensamente y se integraba muy bien a los equipos de trabajo. Con el Dr. Juan María Muñoz -químico, odontólogo y médico- realizaron experiencias sobre el metabolismo del alcohol. Después, con Muñoz, Juan Carlos Fasciolo, Eduardo Braun Menéndez y Alberto Taquini observaron aspectos de la hipertensión arterial. Al respecto, cuando el riñón sufre una disminución de la irrigación sanguínea libera una sustancia -renina- vinculada con el aumento de la presión arterial. El grupo logró comprobar que la renina actuaba sobre una proteína de la sangre, y es ésta la que produce la hipertensión: la llamaron hipertensina. También descubrieron que en los tejidos y en la sangre existía otra sustancia que destruía la hipertensina.

Un aporte empresario decisivo

Por iniciativa de Jaime Campomar, un importante industrial, se fundó un instituto de investigación especializado en bioquímica, que Leloir dirigió desde su creación, en 1947, y durante 40 años. Este organismo devino en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas-Fundación Campomar, y allí se inició el capítulo más importante de la obra científica del doctor Leloir, que culminaría con la obtención del Nobel de Química en 1970. Con una excepcional voluntad, sus investigaciones en el Instituto superaron los inconvenientes originados en el muy modesto presupuesto disponible. Su trabajo se orientó a un aspecto científico hasta entonces postergado: el proceso interno por el cual el hígado recibe glucosa -azúcar común- y produce glucógeno, el material de reserva energética del organismo. A principios de 1948, su equipo identificó los azúcar-nucleótidos, compuestos que desempeñan un papel fundamental en el metabolismo (la transformación de los hidratos de carbono que realiza el cuerpo).

"El camino de Leloir"

Se denomina así al conjunto de descubrimientos que lo llevó a determinar cómo los alimentos se transforman en azúcares y sirven de combustible a la vida humana.

Pocos años antes de su muerte, el 2 de diciembre de 1987, en Buenos Aires, Leloir pudo inaugurar un nuevo edificio para el Instituto de Investigaciones Bioquímicas, que se veía desbordado por la gran cantidad de estudiantes, becarios e investigadores que querían trabajar en él.

Seleccionó y adaptó: Lic. Enrique A. Rabe (ACS / CERIDE / CONICET)

© Periódico digital UNR / Universia - CERIDE

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Publicado el 10 de setiembre de 2005