MARCHA FUNEBRE DEL UNIVERSO


Los científicos y escritores que se han enfrentado con el tema del fin del mundo, lo abordan básicamente desde tres grandes grupos de problemas: cósmicos (colisiones de astros; degeneración de la materia universal; muerte del Sol), terrestres (enfriamiento irreversible del planeta; catástrofes geológicas; nueva era glacial) y, en menor número de hipótesis, destrucción de la vida por acciones del hombre. Parece lógico que el fin del mundo corresponda al cosmos, y no sólo al Sistema Solar, al planeta Tierra y al hombre. Según las evidencias disponibles hoy, el Universo se está gastando. Las hipótesis cósmicas más inmediatas sobre el final de la Tierra se refieren a una colisión con un cometa o un asteroide, lo que puede pasar cada 15 millones de años.

Para otros científicos, el fin del mundo ocurrió ya hace 65 millones de años, cuando un gran asteroide golpeó el planeta y produjo graves desastres, entre ellos la extinción de los dinosaurios y de una parte de la vida en la Tierra, y este asteroide podría volver.

En el catálogo publicado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales de España, sobre la exposición "Dinosaurios", se estudian las hipótesis de la desaparición de estos animales, con las evidencias y las objeciones para cada caso. En cuanto al impacto de un asteroide o meteorito contra la Tierra, existen constataciones geológicas, pero éstas no explican plenamente la extinción de todas las formas desaparecidas, ni la supervivencia de otros organismos.

Otras previsiones se basan en que la mayor parte de la materia visible del Universo, las estrellas, las galaxias y las nubes de gas están compuestas de hidrógeno, y el núcleo de los átomos de hidrógeno está compuesto por un único protón. Si los protones degeneran, la sustancia misma del Universo empieza a pudrirse lentamente; esto puede tener implicancias profundas en la cosmología, y la decadencia del protón sería la marcha fúnebre del Universo.

Como se sabe, las estrellas brillan debido a la combustión de elementos ligeros, que producen otros más pesados. Los cálculos demuestran que todos los átomos más pesados que el litio fueron "cocidos", en los hornos nucleares de las estrellas, hace relativamente poco tiempo. Este es el caso del carbono de nuestros cuerpos, del aire de nuestros pulmones y de la tierra bajo nuestros pies.

Las estrellas están agrupadas en galaxias, y éstas en racimos. Las observaciones de Hubble mostraron que estos grupos de galaxias se alejan unos de otros a una velocidad media de unos 30 km./seg. por cada millón de años luz de separación actual entre ellos.

¨Se expandirá el Universo eternamente -se preguntan los científicos- o existe materia suficiente en él para que, debido a la atracción gravitatoria por ella generada, al final se colapse bajo su propio peso?

Para Frank Close, la primera posibilidad nos brindaría un futuro deprimente: la materia desaparecerá y el Universo terminará en forma de radiación fría en expansión. Pero hoy existe la creciente sospecha de que la segunda posibilidad, el colapso, sea una eventualidad más probable y que los agentes "responsables" puedan ser los neutrinos.

En la bola de fuego original, los neutrinos podrían haberse producido tan abundantemente como los fotones y pudiera ocurrir que el Universo tuviera al menos el doble de la masa que normalmente se le atribuye, lo que sería suficiente para generar un colapso gravitatorio final.

Más cerca de nosotros, lo que sí sabemos con seguridad es que las estrellas como el Sol nacen y mueren, ¨pero de qué modo? Como sigue: cuando una estrella está próxima al tamaño del sol agota su combustible de hidrógeno, crece hasta alcanzar el tamaño de una "gigante roja" y después, poco a poco, se contrae hasta las dimensiones de una "enana negra", a menos que sea ingerida por un agujero negro.

Cuando una estrella alcanza un tamaño mayor que nuestro sol, es probable que estalle en una "supernova"; después, parte de su masa disminuye instantáneamente hasta un tamaño menor que el de la Tierra y con una densidad tan grande que su fuerza gravitatoria supera a la fuerza electromagnética oponente; su estructura se desintegra para convertirse en una estrella de neutrones de rotación rápida. Finalmente, cuando una estrella es mucho más grande que el Sol, se cree que expira así: una vez completa su implosión ni siquiera los neutrones pueden soportar la enorme compresión gravitatoria. Todas las partículas quedan completamente destruídas y las leyes de la física dejan de tener sentido.

Nuestro problema es el Sol, una estructura nada tranquila. La gravedad ha comprimido la Tierra todo lo posible, y así permanecería indefinidamente...si dependiera sólo de ella.

El Sol, por el contrario, es enorme y su gravitación es capaz de colapsarlo y reducirlo mucho. Puede continuar generando calor durante más de 10 mil millones de años, por lo que a la humanidad le queda bastante tiempo...

El final de la Tierra puede tener varios orígenes, entre ellos la acción humana. El más inmediato y actual es el cambio climático, que no sabemos todavía si desembocará en una nueva era glacial o en un gran recalentamiento de la atmósfera.

Otro riesgo, del que se está empezando a tomar conciencia, es la fragilidad del planeta. Nuestra existencia depende de la conservación del equilibrio biológico natural. Una pequeña mutación en un microorganismo desconocido, una experiencia de laboratorio con efectos no deseados y que se descontrolan, una manipulación genética perversa o inevitable, una pequeña alteración de la composición química del aire, una erupción en el Sol o cualquier otro trastorno menor, ya no necesariamente de carácter cósmico, podría barrer la humanidad.

Isaac Asimov se pregunta cómo será el final de la Tierra. Supongamos, escribe, que no va a sobrevenir una catástrofe nuclear; que somos capaces de resolver todos los problemas que hoy nos afligen y que aprendemos a perfeccionar el cuerpo y la mente humana, y devenimos en seres más fuertes, más sanos y más inteligentes. ¨Podremos seguir progresando sin límite? ¨Podremos seguir evolucionando y mejorando nuestro amado planeta, hasta llegar al perpetuo Edén? Desgraciadamente, no.

Ya lo había advertido Norbert Wiener: al darnos cuenta del limitado margen de condiciones físicas en las cuales pueden ocurrir las reacciones necesarias para la vida, comprendemos que este feliz "accidente" debe tener un fin completo y desastroso y, en un sentido muy real, puede decirse que somos náufragos a la deriva en un planeta condenado.

Para Teilhard de Chardin el fin del mundo es inimaginable, pero se resistía a creer que pudiera ocurrir por un cataclismo sideral, ni por degradación de la energía, ni por disgregación biológica. Rupturas, enfermedades, decrepitud, tales como son la muerte del hombre, serán la muerte de la humanidad.

Por supuesto, quedan todavía muchas preguntas, las más decisivas. Pero aunque los científicos discuten sobre los detalles del comienzo del Universo, parece haberse alcanzado un cierto consenso sobre el fin. Y los físicos piensan que hay básicamente dos finales: el fuego o el hielo.

(C) CERIDE - A CIENCIA CIERTA -

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