La octava cultura
aborigen del país
Ocuparon
la parte norte de la provincia de Mendoza, y en 1589 se los describía
como altos y delgados. Eran morenos, según los historiadores de
ese momento, y hablaban el milcayac, una lengua influenciada por la del
Perú.
Los relatos decían
que la cultura huarpe había desaparecido de Mendoza. Y que el único
vestigio existente del pueblo era sólo la memoria escrita y oral
de sus costumbres. Sin embargo, una reciente encuesta del Indec demostró
que sólo en la provincia hay 11.725 hogares donde vive al menos
un descendiente de estos primeros pobladores del desierto. A ello se suman
los datos que aporta Diego Escolar, investigador del Cricyt*/Conicet
y profesor de la Universidad Nacional de Cuyo.
Presencia urbana
Sí, quedaron atrás algunas costumbres, como la del lenguaje,
que domina sólo el 4% del total de los descendientes que viven
en la región de Cuyo. Es que los huarpes que conocieron los españoles
en la época de la conquista estaban asentados en la parte occidental
y periférica andina del país -en San Juan, San Luis y Mendoza.
Esto se explica en "Historia de Mendoza", el libro de Jorge
Scalvini publicado en 1965. Hoy, gran parte de los descendientes está
literalmente fuera del sistema. Sin embargo, hay un dato muy importante
que asombra a los especialistas: el 69% de los descendientes vive en zonas
urbanas. Diego Escolar, investigador del Instituto Argentino de Nivología,
Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla),
dependiente del Cricyt, profesor
de la Universidad Nacional
de Cuyo y autor del libro "Los dones étnicos de la Nación.
Identidades Huarpe y modos de producción de soberanía en
la Argentina", aclara que "muchos descendientes de los huarpes
están en las ciudades. La sociedad está más dispuesta
a aceptar que el aborigen esté en el campo pero no a que se encuentre
en la casa de al lado. Este dato es importante porque la sociedad proyecta
los descendientes de los aborígenes lo más lejos posible".
Respecto de la supuesta desaparición de los huarpes, Escolar remarca
que "en el siglo XVII se decía que se habían extinguido,
y perduraron en forma semioculta y en ciertos momentos resurgieron, como
ahora".
Cifras y porcentajes
En toda la región y en Buenos Aires, los descendientes de huarpes
suman 14.633 ciudadanos. De éstos, 12.710 se encuentran en Cuyo.
La cifra es relevante porque se trata de la octava cultura aborigen con
más pobladores en el país. Las más importantes en
este momento son la Mapuche y la Toba. De los huarpes, 6.500 son hombres
y 6.151 son mujeres. El 5,6% es analfabeto, y la mayoría tiene
primario completo y secundario sin terminar, y sólo el 3,7% logró
finalizar sus estudios en el nivel superior o universitario. En muchos
casos, la falta de instrucción se debió a los recursos escasos
de estas personas. Por ejemplo, sólo 394 niños de más
de 5 años accedieron a una beca para estudiar. De estos pequeños,
el 42% debe recorrer a diario más de 3 km para asistir a clases.
Algunos, el 47%, caminan hasta 2,5 km todos los días. Inclusive
hay 220 chicos que llegan a la institución a caballo o en mula.
Además, dentro de los motivos de deserción escolar, la encuesta
que forma parte de la investigación evidenció que la mayoría
dejó sus estudios por falta de dinero y por tener que trabajar.
Algunos
no se reconocen huarpes
Un dato interesante refiere a los descendientes de los huarpes que no
se reconocen como tales. Si se toma a Cuyo, de los 12 mil hay 3.092 personas
que tienen ese linaje pero que no se sienten huarpes. Para Diego Escolar,
esto tiene mucho que ver con uno de los factores que mantuvieron a este
pueblo en silencio. "En efecto, durante generaciones se mantuvieron
memorias de huarpes; muchas familias tenían conciencia de su pasado
pero lo mantenían en secreto debido a la discriminación
social que existía. Con la crisis del Estado en los años
'90 el prejuicio comenzó a romperse. Lo cierto es que también
hubo un proceso histórico donde hubo luchas indígenas hasta
el siglo XIX y principios del XX, que es parte del tema en el que trabajo.
Estos conflictos habían sido ocultados, tapados por la historiografía
oficial. Una de las razones era la toma de posición sobre qué
cosas eran importantes y cuáles no lo eran. A la Historia la escriben
los que ganan".
Condiciones de
vida
La misma encuesta reveló que la mayoría de los descendientes
son jóvenes de entre 5 a 29 años. De los 12 mil sólo
2.610 viven en comunidad. Ninguno de los pequeños y adolescentes
recibe sus clases en el lenguaje madre de esta cultura. Los ancianos,
o la población de la tercera edad, se encuentran abandonados, puesto
que de los descendientes de huarpes que viven en Cuyo, el 54% no recibe
jubilación ni pensión. Para peor, el 56% no está
cubierto por obra social o plan de salud privado o mutual. Por eso, el
73% se hace atender por un médico sólo en un hospital público.
¿Y qué pasa dentro de las viviendas? El Indec demostró
que el 18% de los hogares donde habitan descendientes de los huarpes tiene
necesidades básicas insatisfechas. Esta media es mayor a la que
se presenta en los hogares donde no habita un descendiente de aborigen.
Además, el 23% de los hogares son rurales y en ellos no hay desagües,
ni red pública ni pozo ciego. A esto se suma que el 8,4% de las
viviendas tiene pisos de tierra o ladrillo suelto, y que el 6,1%, en sus
cocinas, usa leña o carbón como combustible.
Por Celeste Polidori
-Diario Los Andes.
(*) Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas
(Conicet/UNCu/Gobierno
de Mendoza), sito en la capital provincial. Adaptó: Lic. Enrique
A. Rabe (ACS/Conicet
Santa Fe).
© Diario
Los Andes - CONICET
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