La falla de “La Cal” provoca movimientos sísmicos en Mendoza
 

Vista aérea vertical bloque estructural del cerro La Cal (Mignorance 2004).  Foto: CricytEntrevista con el Dr. Víctor Ramos -geólogo-*.
La Cordillera de los Andes se levantó luego de la formación de otras estructuras que aparecieron hace 170 millones de años. Por ser una zona en movimiento permanente, se descubrió que el terremoto de Mendoza (1861) fue provocado por la falla de “La Cal”. Basando sus investigaciones en la Tectónica, un grupo del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), del Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Cricyt**), sito en la capital mendocina, ha demostrado que esta falla es la que permitió deformaciones, aperturas de corteza y el acceso del Pacífico, hace 260 millones de años, a la zona que, hoy, es continental. Los estudios contribuirían a que futuros asentamientos poblacionales se hicieran en zonas más estables, donde la construcción no costase tanto y pudieran disminuirse los costos de prevención.

¿Qué es la tectónica?
Es la rama de la Geología, o de las Ciencias de la Tierra, que estudia la estructura de las cadenas montañosas. En este caso particular, estudiamos la de la cadena de los Andes. Esto es muy importante porque conociendo la estructura sabemos cómo, mecánicamente, se ha formado. Se puede saber cuáles son las zonas más y menos activas, y eso está relacionado con las zonas sísmicamente activas, donde se producen los terremotos. Los estudios tectónicos permiten analizar esa mecánica, ver cuáles son las zonas que se rompen dentro de la corteza y donde se libera energía a través de los terremotos, tan comunes y conocidos por los mendocinos.

¿Qué había antes de la Cordillera?
Lo interesante es que las estructuras actuales están heredadas de las que se produjeron hace 160 ó 170 millones de años, cuando la Cordillera no existía. En aquel momento las estructuras dominantes eran extensionales. Es decir, la corteza se abría en lugar de contraerse, como ocurre actualmente. Al abrirse, permitía la entrada del mar del Pacífico y llegaba a ocupar gran parte de lo que hoy es la provincia de Mendoza, en particular la centro-occidental. El trabajo que está haciendo un grupo del Ianigla, encabezado por Laura Giambiaggi, es estudiar las condiciones geométricas de la falla inicial que abrió esas cuencas, puesto que esa falla es la que controla la deformación posterior. El avance ha sido muy importante. La comunidad científica ha quedado impresionada por el estudio que el grupo ha realizado y que ha permitido conocer la secuencia: apertura de la corteza y acceso de los mares, hace 260 millones de años, hacia el territorio, hoy, mendocino. Si bien eso parece algo muy alejado, muy distante de lo que a nosotros nos interesa, es importante haber reconocido esas estructuras porque controlan el levantamiento actual de la Cordillera de los Andes, que es lo que nos castiga con los terremotos que se producen en esta zona.

¿Para qué sirven estos estudios?
Para entender mejor: si se conocen las estructuras activas, pueden verse su longitud y desplazamiento y saber qué tipo de sismos o terremotos pueden producirse. Al conocer la ubicación del frente de deformación se puede saber qué estructura tiene, cómo se mueve y cómo se desplaza; puede predecirse cuál será la zona más activa, qué magnitud alcanzarán, en esas fallas, las fracturas que se han detectado en el frente cordillerano.

¿Y qué tipo de falla se ha detectado?
La zona se conoce, desde 1861 (terremoto de Mendoza), como la falla de La Cal, que es el sistema más importante. Hay un grupo de investigadores locales que, a partir de sus estudios, muestran la recurrencia de los sismos a través de esa falla, sismos que comenzaron a registrarse en 1760. Y esos movimientos han liberado la tensión de esa falla, que se desplaza y se dirige hacia el sur. Hoy sabemos que hay una gran zona, tectónicamente activa, que es la que genera, en gran parte, los terremotos más superficiales, que son los más peligrosos y sobre los que hay que tener mayor conocimiento de su potencialidad para poder mitigar sus efectos.

¿Alguna vez se podrán predecir los terremotos?
California, en Estados Unidos, es una de las zonas más fuertemente castigadas por sismos. Se han invertido millones de dólares para llegar a predecirlos, pero hasta ahora no han obtenido resultados positivos. Sin embargo, al menos pueden estimar cuáles son las zonas más activas y más peligrosas y hacer una zonación de la construcción, de las premisas que deben tener las construcciones en esas zonas potenciales donde pueden ocurrir los terremotos.

En una mirada hacia el futuro, ¿qué pasará con la Cordillera?
Se puede proyectar desde el punto de vista geológico y decir, con certeza, que donde estamos parados ahora (el edificio del Cricyt, en la capital) habrá una montaña. La proyección que hace un geólogo es en millones de años. A cualquier ciudadano común no le importa porque él no estará acá, ni sus nietos, ni los nietos de sus nietos. Pero, desde el punto de vista geológico, puede verse cómo es la mecánica de la formación de una cordillera, cuál será el futuro de la formación de esa cordillera y, sin dudas, sabemos cómo era hace 20 millones de años, hace 10 millones de años y podemos predecir cómo será dentro de 10 millones de años. Si aún existen los arqueólogos en aquél momento del futuro, estarán buscando los restos de la ciudad de Mendoza. Hay que ser cautos y explicar que, cuando se habla de avance se lo hace en sentido geológico. Los avances son del orden de un centímetro por año y, para avanzar diez kilómetros, deben transcurrir millones de años.

El calentamiento global, ¿afecta las proyecciones?
Los geólogos hablan sobre cómo se libera la energía interna de la Tierra. Esta energía interna va paralela a los problemas que tiene la energía externa de la Tierra, que es el calentamiento global producido por gases acumulados. O sea, son “vidas paralelas”. Las dos, una de alta velocidad (la de los cambios climáticos), y la otra, que va en forma muy lenta, tienen direcciones paralelas, pero ambas deben preocupar. En el futuro inmediato tenemos que pensar en el calentamiento global, pero también debemos conocer mejor cómo será la estructuración de la energía interna porque puede contribuirse a que futuros asentamientos se hagan en zonas más estables, donde la construcción no cueste tanto y puedan disminuirse los costos de prevención.

La tarea de los geólogos, ¿debe ser multidisciplinaria?
Siempre debe haber un grupo de geólogos, sismólogos, geofísicos, paleontólogos y otros especialistas. Hoy no puede hacerse ciencia si no hay vasos comunicantes entre las distintas disciplinas porque son interdependientes.

Por la Lic. Myriam Arancibia (Cricyt-Conicet). (*) Profesor de Tectónica en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) y Director del Laboratorio de Tectónica Andina. (**) Conicet/UNCu/Gobierno de Mendoza. Adaptó: Lic. Enrique A. Rabe (ACS/Conicet Santa Fe).

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Publicado el 6 de junio de 2007