Alimentación
El cultivo de lombriz roja debe alimentarse con el humus completamente descompuesto. No es aconsejable el uso de material en proceso de fermentación, pues podría causar intoxicación a las lombrices.
La cantidad de alimento depedende de la densidad de población. Así, para un lecho con 20 mil lombrices por m2, se pueden necesitar 20 kilos de humus cada ocho días. Cuando se tienen poblaciones altas, el requerimiento de alimento es mayor y se les debe proporcionar en períodos más cortos (5 a 7 días), adicionándolo en capas que no excedan los 10 cm de espesor.
Una de las formas antiguas de alimentación de la lombriz fue a partir de desechos nutritivos y de fácil consumo (tales como el estiércol, que procede de una primera digestión), con lo que la lombriz pierde menos energía al transformarlos. Los desechos vegetales (los del banano, en este caso) deben suministrársele bien desmenuzados, para que su consumo se logre en menor tiempo.
El humus, la carne, las secreciones
La composición del humus es la siguiente: 57,64 % de humedad, 70,79 % de materia orgánica, 2,91 % de Nitrógeno, 2,01 % de Fósforo, 1,80 % de Potasio, 4,60 % de Calcio, 0,64 % de Magnesio, 0,60 % de Hierro y altas concentraciones de Manganeso, Cobre, Zinc y Cobalto.
La carne y harina de lombriz se emplean para consumo humano y animal. En general, todos los cárnicos contienen 5 % de carne de lombriz.
Con la secreción cutánea producida por la lombriz cuando es sometida a estrés, se obtiene una alta concentración de minerales, hormonas y enzimas que poseen propiedades bactericidas, bacteriostáticas y antialérgicas.
Un cultivo naciente
La lombricultura es una actividad que presenta muy buenas perspectivas de explotación industrial para aprovechar la lombriz (a la que Aristóteles llamó "el intestino del suelo") como transformadora de desechos orgánicos en humus.
"El cultivo de la lombriz colabora en la preservación del medio ambiente y, además, contribuye en el afianzamiento de las rentas municipales mediante la rápida transformación de las basuras en humus, fuente de materia orgánica para la recuperación de suelos erosionados. Esta técnica se ha difundido ampliamente en España, Italia, Israel, Argentina y Chile", destaca el ingeniero Zuluaga.
La acción de la lombriz hace del lombricompuesto un sustrato que les permite a las plantas una inmediata toma de nutrientes asimilables, al tiempo que regula los nutrientes en el suelo haciéndolos perdurables. Y la alta carga microbiana que posee el humus restaura la actividad biológica del suelo.
Se dice que los israelíes transformaron el desierto en un terreno fértil agregando agua. Pero, en verdad, esto se logró gracias a la acción de la lombriz y, por lo tanto, a la continua incorporación de humus; es decir que un kilo de lombricompuesto, más algunos kilos de arena y agua, se convierten en terreno fértil.
"Si continuamos con el uso indiscriminado de los fertilizantes químicos nos expondremos a infertilidad parcial de los suelos, y a que la productividad decaiga sensiblemente", enfatiza el investigador.
Nuestra amiga la lombriz
Está difundida en todo el planeta, tiene una longevidad de 14 a 16 años y se adapta a altas densidades (hasta 50 mil por m2). Su nombre científico es Eisenia foetida, mide entre 60 y 120 mm y posee una protuberancia denominada "clitelo" entre los anillos 24 y 32, la cual se hace notoria cuando la lombriz alcanza su madurez sexual.
Aun cuando las lombrices son hermafroditas, no se autofecundan, por lo tanto es necesaria la cópula, la cual ocurre cada 7 o 10 días. Luego, cada individuo coloca una cápsula de la cual emergen de 4 a 10 lombricitas después de un período de incubación de 14 a 21 días, dependiendo de la alimentación y de los cuidados.
La lombriz consume diariamente su propio peso en alimento, y excreta, en forma de humus, 60 % de él. La Eisenia foetida habita en los primeros 50 cm del suelo, por lo que es muy susceptible a cambios climáticos.
En casi un año, con una densidad de 6 mil lombrices por m2, se pueden producir 1.350 kilos de humus. En 600m2, la producción mensual ascendería a 6,75 toneladas.
Todas estas características hacen pensar seriamente que la lombriz puede ser la gran aliada del hombre para combatir la erosión y recuperar, en parte, el patrimonio biológico de la humanidad.
Selección y adaptación: Lic. Enrique A. Rabe -Area de Comunicación Social del Centro Regional de Investigación y Desarrollo de Santa Fe (Ceride)-.
Colombia: Ciencia y Tecnología, Vol. 14, Nro. 3. CERIDE