No sólo renunciando a la madera de los bosques tropicales se podría evitar la miseria medioambiental que se avecina, sino también mediante el empleo de madera procedente de una economía forestal sustentable y cuidadosa con las reservas, que garantice la existencia de los bosques a largo plazo.
La Unión Europea (UE) es uno de los mayores consumidores de madera tropical. Por valor de las importaciones ocupa, incluso, el primer lugar, delante de Japón. Ultimamente se están multiplicando los esfuerzos para reducir ese alto consumo.
Una iniciativa importante: La Alianza del Clima de las ciudades europeas con los pueblos indígenas de las selvas tropicales, con sede en Francfort del Meno (Alemania), a la que han adherido más de 350 municipios de 7 países del Viejo Continente, quiere poner en marcha, junto con la Fundación Oro Verde, una iniciativa para evitar el uso de maderas tropicales en el ámbito municipal. Uno de sus objetivos es la creación de una guía europea para evitar el uso de madera tropical. Según una investigación, Gran Bretaña es el mayor importador de esta clase de maderas; en moneda, los mayores consumidores son los países del Benelux. En las importaciones de troncos no tratados dominan los países del sur de Europa, sobre todo Francia, España e Italia. En las importaciones de maderas semitransformadas y transformadas, así como conglomerado, se encuentran a la cabeza Gran Bretaña y Países Bajos, seguidas de Alemania e Italia.
Ya existen limitaciones: En los Países Bajos, desde 1990, la mayoría de sus 700 municipios han limitado el consumo de madera tropical a los sectores en los que no existe ninguna otra alternativa, o ésta es muy cara. Desde 1995, según una resolución del gobierno, tomada a instancias de los municipios, sólo puede importarse madera tropical procedente de un aprovechamiento duradero (sustentable), lo cual exige la existencia de una economía forestal que garantice la duración de las selvas. Pero como, en la práctica, no hay una economía así, esto significa, de hecho, una renuncia total. Por otra parte, y dado que, con frecuencia, muchas importaciones no se pueden identificar con seguridad como madera tropical, Linz, y otros municipios austríacos, prefieren maderas de árboles de aguja, que suelen proceder de zonas subtropicales y prácticamente nunca de selvas tropicales naturales. Donde hay reservas suficientes, como en Tirol del sur (Italia) o en Suiza, es más fácil propagar esa renuncia a la madera tropical.
Lucro, lucro...privado y público: El consumo de estas maderas, en opinión unánime de todos los municipios y asociaciones, obedece a una razón fundamental: la madera tropical es -relativamente- demasiado barata, y el margen de beneficios es gigantesco: un 1 m3 de madera estándar cuesta en Camerún (Africa) unos 9,20 marcos alemanes (DM)(*). En el mercado europeo, el m3 pasa a costar...3.400 DM!. Los principales beneficios no sólo favorecen a las empresas sino también a los gobiernos de las naciones consumidoras. Según estimaciones, la UE ingresa, en concepto de aranceles de importación de maderas tropicales, 66 millones de DM, y por el impuesto sobre el valor añadido incluso hasta 2.200 millones de DM por año. Vía "ayuda al desarrollo", la UE destina a proyectos de bosques menos de 580 millones de DM: a los países tropicales les queda, por regla general, poco más de una limosna por la venta de sus reservas. Pero, en opinión de algunos, un mero boicot carecería de sentido; sí lo tendría el que las maderas se marcaran indicando el lugar de origen y el tipo de madera.
Otras medidas - otras propuestas : Los Países Bajos han dado un paso más allá: desde 1993, los comerciantes, consumidores y ONGs están negociando para desarrollar un sistema de marcado para madera proveniente de bosques sustentables, una especie de lista positiva de madera, que influiría sobre la oferta de madera tropical apelando a los consumidores conscientes. El problema es que en los bosques tropicales no existe prácticamente sustentabilidad. Otra cuestión por aclarar es quién supervisaría el origen de la madera.
Además, en el futuro no se observará la madera "tropical" separada de la "no tropical", pues también en Canadá y Siberia se destruyen los bosques, amenazando la existencia de los pueblos que allí viven. Llegado el momento debería distinguirse entre madera de "bosques sustentables" y de "no sustentables", independientemente de que provenga de países tropicales, de clima moderado o septentrional. Así se limitarían las importaciones de madera de aprovechamientos no sustentables.
Ahora bien, para ello habrá que definir, internacionalmente y de modo inequívoco, qué criterios deberá cumplir una "economía forestal duradera" (sustentable), y quién los supervisará.
(*) 1 peso argentino equivale a 1,54 DM (Cotiz. 2-1-97).
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