TELEDIARIO, CIUDAD Y CIUDADANIA
Carlos Rusconi
Telediario es uno de los informativos televisivos de la ciudad de Río Cuarto y el programa que concentra los más altos índices de audiencia en los últimos años. Más allá del hecho de que asegura una comunidad de recepción en términos de lo local, nos interesa comenzar a explorar la construcción de un espacio que presenta interesantes aristas de vinculación entre la ciudad y la redefinición de lo público y la ciudadanía. Río Cuarto es una ciudad de 130.000 habitantes, donde las relaciones institucionales pueden desenvolverse en el marco de redes constituidas por interacciones interpersonales y donde la mediatización de lo local no es una necesidad para salvar distancias, sin embargo, creemos que Telediario constituye uno de los espacios más claro donde evidenciar lo citadino y lo ciudadano. En esta ponencia exploramos la caracterización de espacio público que asume el programa, los derechos de los sujetos que están en juego, su ubicación en el eje de lo local/nacional y, en definitiva, la definición de ciudadanía que construye el mismo.
El noticiero
Telediario es el noticiero televisivo de Canal 13, canal abierto de la ciudad de Río Cuarto, con alcance en todo el sur de la provincia. Tiene dos emisiones diarias, de una hora cada una, que se transmiten a las 13:00 y a las 21:00 horas.
El programa de una hora de duración se compone de cuatro bloques. Se estructura sobre la base de notas presentadas desde el piso por dos locutores. Estas no se limitan sólo a una entrevista, sino que constituyen informes completos del hecho reportado, es decir, que implican trabajo de edición sobre las mismas. Se componen de una o varias entrevistas fragmentadas que adquieren continuidad a partir de la voz en off del periodista, los comentarios de estos nexos también se realizan con la aparición en cámara del periodista desde exteriores. Además, las notas contienen imágenes de ilustración, superpuestas a la palabra de los entrevistados o el periodista, que hacen referencia a los escenarios donde sucedieron los hechos o que sirven para contextualizarlos.
Si bien canal 13 se define institucionalmente como un canal regional, "televisión abierta" para todo el sur de la provincia, el área intencional -es decir, los "ámbitos de proximidad que orientan las estrategias informativas y discursivas" (Guifreu y Saperas, 1997)- que construye el noticiero se ve prioritariamente circunscripta a la ciudad. El 82% del tiempo está ocupado por la información local, el otro 18% se reparte entre lo regional, nacional e internacional
Visibilidad
Una de las características que más llama la atención de Telediario es el espacio de participación que tiene la gente en el mismo. Hay dos secciones destacables: "El living de Telediario", que consiste en entrevistas en estudio a una o, generalmente, un grupo de personas y donde participan, de acuerdo al tema, funcionarios, políticos, expertos o vecinos. La otra la constituyen tres pequeños bloques, de aproximadamente 1 minuto cada uno, en el que se leen mensajes que envían los televidentes a través de teléfono o e-mail. Los habitantes de la ciudad llaman al noticiero para reclamar a las autoridades, para exponer conflictos con otros vecinos, para manifestar diferencias de opinión; piden al noticiero que concurra con sus cámaras para mostrar lo que creen importante que la ciudad conozca. En ocasiones, y seguramente muchos menos, concurren al estudio para debatir el presente y el futuro de la ciudad. Más allá de los criterios de selección que realiza la producción, las posibilidades de aparición son amplias. Todos pueden ser vistos, todos pueden ver a los demás. Telediario se presenta como un espacio de aparición. En este sentido la pequeña pantalla, en las dos horas diarias de noticiero, se instaura como ámbito de visibilidad. La pregunta es ahora, cuál es el régimen de visibilidad que instala la televisión y cómo funciona en términos de lo local para luego avanzar en el rol que construye para sí el noticiero en el espacio público.
Los conceptos de visibilidad y aparición pública siempre fueron importantes en la definición de lo público en relación con lo político. Para Hanna Arendt la polis -no en su situación física de ciudad sino como organización política de los ciudadanos- se define como "el espacio de aparición en el más amplio sentido de la palabra, es decir, el espacio donde yo aparezco ante otros como otros aparecen ante mí, donde los hombres no existen meramente como otras cosas vivas o inanimadas, sino que hacen su aparición de manera explícita" (1993:221). Por supuesto que en la esfera pública griega el acceso era restringido -sólo podían participar de la asamblea los atenienses varones y mayores de 20 años- pero, según John Thompson (1998) ilustra el hecho de que la antigua democracia implica cierto compromiso con la visibilidad del poder. Durante la edad media y en las monarquías absolutas la visibilidad era administrada como un ejercicio de demostración del poder. La aparición del gobernante o la ejecución pública son ejemplos de lo que Habermas llama publicidad de representación y Foucault, sociedad del espectáculo. En las democracias burguesas de las sociedades modernas, lo público se va a manifestar como tensión permanente entre estos dos modelos: las instituciones del gobierno son más abiertas y más representativas pero al mismo tiempo aparecen nuevas formas de poder invisible como los servicios de seguridad y los pactos políticos.
La televisión introduce transformaciones en las posibilidades tradicionales de visibilidad. Thompson (ibid.) expone algunas características entre las que podemos rescatar la creación de un campo de visión distinto, mucho más amplio que el de la copresencia; la definición de un espacio público no localizado; la generación de una propiedad pública no dialógica ya que la direccionalidad está marcada por el contraste entre productores y receptores. Estas formas que asume la visibilidad y la nueva propiedad pública se derivan de la organización de la experiencia mediática, diferente a la experiencia vivida en varios aspectos: el alejamiento espacial (y posiblemente también temporal) de los acontecimientos mediáticos, la separación de los contextos de recepción de los contextos en que suceden los hechos, la diferencia entre la relevancia estructural de los acontecimientos en el proyecto simbólico de los individuos y el de los media y, por último, la desespacialización de la comunalidad, es decir, la posibilidad de adquirir una experiencia común con sujetos con los que no se comparten las mismas trayectorias de vida.
Las interesantes observaciones de Thompson, apuntan a entender un mundo globalizado asentado en una visibilidad más allá de la localidad. Sin embargo, nuestro fenómeno de interés va en sentido contrario, quizás porque como dicen Giddens "la universalización se ha de entender como un fenómeno dialéctico en que los sucesos que se producen en un polo de una relación distante provocan a menudo situaciones divergentes e incluso contrarias en el otro" (1995.35). El fenómeno comunicativo de Telediario se restringe al ámbito de lo local.
En un trabajo anterior nos detuvimos en la construcción de la ciudad en el discurso de Telediario (Rusconi, 1999). Encontramos que el paisaje de Río Cuarto se organiza en torno a la figura del vecino como centro de un espacio que le pertenece y que aparece con límites definidos en el mundo: lugar vivido y de relaciones próximas; lugar antropológico diría Marc Auge (1993).
"Lo que sucede en la ciudad y en el mundo" es el eslogan con el cual el noticiero enfatiza su competencia. Pero la ciudad y el mundo parecen superponerse. El protagonista es un vecino y el destinatario también es un vecino que se entera lo que le pasa a otro vecino. Telediario se instaura como reflejo de la vida cotidiana de la ciudad, la pantalla captura los hechos y muestra nuestro contacto con los próximos. Es una mediación de la no distancia, de lo que pasa tras la puerta de nuestra casa. Es lo que charlamos en el almacén de la esquina o en el café. Caja de resonancia del rumor de la calle, "audiovisualización de lo cotidiano" diría Bernat López (1998).
Telediario y el espacio público.
El noticiero, en relación con lo público, configura desde su discurso dos lugares de mediación particulares: uno está dado por la inscripción en la pantalla de una suerte de actualización del ideal de la esfera pública, al estilo habermasiano. El otro avanza más allá de ésta para ocupar, desde la organización de la sociedad civil, el espacio que el Estado ha dejado vacante.
Quizás una de las posiciones más claras que se atribuye Telediario en el espacio público local está dada por el cumplimiento de una función de mediación entre los vecinos y las instituciones de la ciudad.
A través de los llamados telefónicos para los bloques de mensajes o en el recorrido de los móviles por la ciudad, el noticiero es un lugar privilegiado para reclamar a las autoridades municipales, la policía, las vecinales, etc.
Marcelo de Barrio Alberdi: Le robaron la bicicleta a mi hijo, identificamos al autor ya que lo vimos, como así también un vecino. Yo le pregunto a la policía por qué no lo pueden detener por más que no tenga la bicicleta que robó en su casa, además, esta persona ha cometido varios delitos.
Graciela: Cliba no ha pasado a recolectar la basura en el IPV de Banda Norte.
Susana de Barrio Fénix: Qué pasa con la calle Mosconi que después de una lluvia se nos viene toda el agua a la calle Unión de los Argentinos.
El rol del noticiero no es sólo el de prestar su espacio para los reclamos. Cumple un papel mucho más activo buscando las respuestas para los mismos. En una gran cantidad de notas se interpela a distintos funcionarios sobre los problemas denunciados.
Esta pantalla abierta, a veces da lugar a discusiones públicas y verdaderos enfrentamientos entre distintos grupos de vecinos entre sí y con las autoridades.
En un noticiero del 10 de marzo de 1999 se presenta una nota en la que se reclama:
Los vecinos del Barrio Obrero, un sector humilde de la ciudad de Río Cuarto, están muy preocupados porque sigue cerrado el Dispensario Nº11 que fue clausurado por las autoridades municipales después de un acto de vandalismo. Desde la Secretaría de Salud no saben cuándo van a ser reabiertas las puertas del centro asistencial.
Después de esta presentación por parte del conductor, la nota muestra un grupo de vecinos manifestándose frente al dispensario y distintas entrevistas a madres de niños con problemas de salud que no reciben atención ya que no pueden pagar el colectivo para ir al hospital.
A continuación se entrevista a la Coordinadora de Centros de Salud quien explica que es imposible reabrir el centro hasta que no se compren los insumos robados y que las compras se están haciendo de la manera más urgente posible.
Este reclamo es el punto de partida para iniciar una discusión a través de los llamados telefónicos.
Claudio de Barrio Almarás: somos objeto de robos reiterados por menores del Barrio Obrero que son familiares de esas mismas personas que están reclamando para que abra el dispensario y son esos mismos menores los que robaron en el dispensario.
Juan de Barrio Obrero, sobre el mismo tema: Los delincuentes del barrio son siempre los mismos, no se los puede denunciar porque después nos tirotean las casas, ya no los podemos parar, han robado a todo el barrio. Los operativos de la policía nunca vinieron al Barrio Obrero.
Se genera así un amplio debate sobre derechos, responsabilidad social, actuación pública, cumplimiento de deberes que involucra a vecinos y a distintas autoridades. Sin embargo, este rol de dispositivo de concurrencia y mediación, generalmente es bastante limitado en cuanto a la diversidad de temáticas. Y en la mayoría de los casos se reduce a reclamos con relación a los servicios públicos.
Aparte de esta función mediadora, el noticiero construye para sí otro posicionamiento en el espacio público. Avanza sobre terrenos que ocupaba el estado moderno y que actualmente está dejando vacío. Un interesante caso son las denominadas campañas solidarias. Veamos un ejemplo altamente significativo.
La noticia se refiere a un niño de la cercana localidad de Ucacha que necesita una silla ortopédica especial, que debe construirse a medida y tiene un costo de 800 pesos. Los padres que no cuentan con el dinero necesario recurren al noticiero para pedir el apoyo solidario de la población. No obstante dejan claro que lo hacen después de haber solicitado apoyo a diferentes instancias públicas como el municipio, concejales, diputados, etc. Ninguno de estos agentes satisfizo su necesidad. Habida cuenta de esto, se presentan, "como último recurso" al noticiero -dicen los padres en la nota e insiste el conductor en la presentación de la misma.
Destacar la idea de "último recurso" por parte del conductor funciona como una base argumentativa para apoyar la justificación de por qué el noticiero debe ocupar un lugar que no le corresponde. Sólo lo hace porque aquellos a quienes la sociedad les había otorgado la misión, no la están cumpliendo. Las palabras del conductor son enfáticas, "es lamentable que el Estado no cumpla con su deber", por eso el noticiero debe actuar como mediador, como ayudante de la autoorganización de la comunidad.
El noticiero no junta el dinero necesario, sólo toma nota de los vecinos que quieren donar algo y son los padres los encargados de ir, casa por casa, recogiéndolo. Se refuerza el sentido de comunidad generando un marco de solidaridad básica. A diferencia de los casos anteriores, aquí la apelación es de todos y no de vecinos particulares o de algún barrio.
La palabra del conductor entraña una clara posición crítica, ya no se trata demandas de servicios o asistencia, se argumenta a partir del rol que no está cumpliendo el Estado y se aboga por una continuidad de las funciones establecidas. El noticiero, en este sentido, no invade el lugar del estado atribuyéndose sus funciones, sino que brinda su espacio de mediación como catalizador de una disposición comunitaria primaria, anterior a cualquier organización política que permita suplir la necesidad inmediata.
Los derechos de los ciudadanos
La utilización del espacio del noticiero para el ejercicio de diferentes derechos tiene que ver, en primer lugar, con reclamos al Estado. Aparecen así en la pantalla dos tipos de actores: instituciones intermedias como las vecinales que piden los medios para poder brindar mejores servicios en cada barrio y personas individuales que reclaman por el estado de las calles, la recolección de residuos o el alumbrado público pero también por los funcionamientos del hospital público, los dispensarios, demandas de planes de trabajo. En estos casos el Estado es el interlocutor y quién tiene que dar respuestas y soluciones.
Estas demandas se enmarcan en los llamados derechos sociales que son los últimos en incorporarse a la definición de ciudadanía con el surgimiento del estado de bienestar para poner límites a los excesos del modelo liberal capitalista.
En realidad, una genealogía del concepto de ciudadanía va incorporar nuevos derechos en los distintos momentos históricos. La definición griega pone el acento en las libertades políticas, es decir, la participación de los ciudadanos en la polis, hoy garantizado por el voto y la posibilidad de ser elegido. La democracia burguesa privilegia en cambio las libertades civiles, es decir, los derechos individuales garantizados por las leyes donde se sustenta la protección del ciudadano contra el poder del Estado. Aquí se incluye: libertad de palabra, libertad de movimiento, libertad de asociación y libertad de conciencia. Sin estos derechos legales básicos para expresar disenso y organizar oposición es imposible trabajar para una sociedad democrática plena basada en el debate abierto y en una genuina competición por el poder. (Murdock, 1992)
Seguramente, la preeminencia de reclamos relacionada con derechos sociales tiene que ver con la particular conformación de la ideología nacional con relación a la política homogeneizante del Estado. En este sentido Mabel Grillo (1999) argumenta que el papel del estado nacional fue determinante en la construcción de lo local "interior" y, al mismo tiempo, consolidó una ideología de la nacionalidad altamente integradora. Es por ello que en Argentina cuando hablamos de lo local es difícil evocar imágenes de autonomía cultural o política y es más fácil ubicar demandas de asistencia a un estado nacional debilitado. El ejemplo que describimos antes, de la colecta que organiza el noticiero es altamente significativo. En este marco es improbable que el Estado aparezca como enemigo y por lo tanto que se pongan en el centro del debate las libertades civiles.
Hay algunos casos interesantes, donde el reclamo de igualdad va más allá de la solicitud de asistencia
Alicia de Alberdi: mientras la municipalidad no tome medidas con respecto a los hipermercados los pequeños comerciantes no vamos a poder pagar los impuestos.
En una entrevista, la reelecta secretaría general de la Coordinadora de Desocupados afirma:
... una de las cosas en las que hacemos hincapié hace más de dos años es la discriminación de la mujer en Río Cuarto. En los ocho proyectos "trabajar" no está contemplado el trabajo para la mujer y eso es muy grave...
De este modo, y muy mezclado con los reclamos, el noticiero se transforma en un foro de debate público, funciona como el lugar del ejercicio de derechos políticos, tal como estos se ven reducidos en la democracia burguesa: intentando generar un estado de opinión publica que repercuta en las decisiones del gobierno.
Para terminar
En un trabajo sobre el multiculturalismo y la ciudadanía en las ciudades europeas el geógrafo Alisdair Rogers (1998) argumenta que la visibilidad es un componente central para el ejercicio de los derechos de ciudadanía y en el mundo de hoy las ciudades parecen desplazar a la nación como territorio privilegiado para su cultivo. Por otro lado, los espacios públicos, que incluyen a los electrónicos resultan importantes para establecer bases de interacción social.
Creemos que el funcionamiento de Telediario puede verse desde este marco, sin embargo, quedan pendientes algunas preguntas al respecto. Por un lado, cuál es la vinculación de la ciudadanía con la comunidad. El problema de la ciudadanía se configuró en sede filosófico-política a partir de postular un sujeto universal, "La Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano" es un claro ejemplo. Así, la subjetividad política debe diferenciarse de la identidad comunitaria (Tassin, 1999). En este sentido la ciudadanía trasciende las diferencias. Si bien este es un debate casi irresoluble en términos filosóficos es necesario explorar su funcionamiento en el noticiero donde lo local se construye a partir de una fuerte adhesión afectiva a la ciudad.
Por otro lado, como ya lo expusimos, cuál es la posibilidad de lo local para construir ámbitos de ciudadanía cuando es parte de una nación cuya identidad se forjó fuertemente homogeneizada en torno al estado nacional.
Creemos importante rescatar dos ideas para continuar nuestro trabajo, la primera postulada por Rogers (1998) afirma que los espacios públicos locales deben verse no como lugares para el ejercicio de modos predeterminados de ciudadanía sino como la base para imaginar nuevas posibilidades de ciudadanía así como los campos en que se construyen las identidades a partir de las relaciones sociales. La segunda -desde una perspectiva en algún sentido opuesta que no podemos obviar- deriva de la teoría política de Rancière (1999). Para este autor la escena política no está constituida, el objeto no está definido y los participantes del debate no están legitimados como tales. La política no puede definirse a partir de ningún sujeto que la preexista, es el desacuerdo el que define la política. Las preguntas son cómo se conducen esos desacuerdos en un marco de relaciones próximas, cuál es la posibilidad de construir nuevas identidades y sobre todo identidades ciudadanas sobre la base del desacuerdo, y cuál es el papel que asume el noticiero como espacio público para canalizar las divergencias y/o construir consenso.
Referencias
Arendt, H. (1993) La condición humana. Paidós. Barcelona.
Auge, M. (1993) Los no lugares. Gedisa. Barcelona
Grillo, M.(1999) "Medios de comunicación y espacios locales" inédito
Guiddens, A. (1995) Modernidad e identidad del yo. Península. Barcelona.
Guifreu, J. y E. Saperas (1997) "La televisión y la formación de los espacios públicos nacionales en Europa" En Formats 1. http://www.iua.upf.es/formats/art/a03et.htm
Lòpez, B. (1998) "Televisió de proximitat: les raons de l´optimisme". En Transversal. Ajuntament de Lleida. Lleida.
Murdock (1992) "Consumers and citizens". En Skovmand, M. and K. Schroder Media Culture. Routledge. London.
Rancière, J. (1999) "La democracia es fundamentalmente la igualdad" (Entrevista). En Hugo Quiroga y otros. Filosofías de la ciudadanía. Homo Sapiens. Rosario.
Rogers, A. (1998) "Los espacios del multiculturalismo y la ciudadanía". En Revista Internacional de Ciencias Sociales. Nº156. UNESCO
Rusconi, C. (1999) Audiovisualización de lo cotidiano. La construcción televisiva de lo local. En Cronía. Vol.3 Nº2. UNRC. En prensa
Tassin, E. (1999) "Identidad, ciudadanía y comunidad política: ¿qué es un sujeto política?" En. Hugo Quiroga y otros. Filosofías de la ciudadanía. Homo Sapiens. Rosario.
Thompson, J. (1998) Los media y la modernidad. Paidós. Barcelona.