César de Prada*
dirige un grupo de Control Avanzado de Procesos en el Departamento de
Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad
de Valladolid, España, dedicado al desarrollo de metodologías
de supervisión y control predictivo de plantas químicas.
Aquí nos cuenta detalles sobre sus actividades de investigación
y los motivos de su visita al Instituto de Desarrollo y Diseño
(INGAR)**,
de la ciudad de Santa Fe.
¿Qué
comprende el control avanzado de procesos?; ¿cuál es su
relevancia práctica?
Desde la Revolución Industrial, el progreso tecnológico
ha estado íntimamente vinculado con el desarrollo de formas más
seguras y económicas de producción. En esta evolución,
la creciente utilización de modelos descriptivos de los procesos
industriales ha permitido diseñar sofisticados sistemas de control
que no sólo permiten garantizar condiciones de operaciones estables
y seguras sino también la optimización de la eficiencia.
Más aún, el control avanzado de procesos incluye la incorporación
de funciones de alto nivel que permiten garantizar en todo momento el
correcto funcionamiento de los controladores y optimizadores. Estas funciones
permiten, por ejemplo, la detección temprana de fallas en los componentes
principales (sensores, válvulas, motores, etc.) de un lazo de control,
al igual que la necesidad de un ajuste de los parámetros de sintonía
del mismo, todos imprescindibles para un óptimo funcionamiento.
La Universidad
de Valladolid, ¿realiza transferencias tecnológicas
a empresas?
Sí, en nuestra Universidad tenemos una intensa actividad con empresas
industriales de distintos tipos, y la que nos vincula con la industria
azucarera es una de las más importantes. Tanto es así que
el Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática,
junto al de Ingeniería Química, con el auspicio de varias
empresas, han formado el Centro de Tecnología Azucarera. Entre
otros desarrollos, las actividades del Centro han permitido construir
un simulador completo para el entrenamiento de operadores de salas de
control. Para esta industria se han desarrollado también sistemas
de reconciliación de datos de planta y optimización de tiempo
real. En cuanto a la industria petroquímica, tenemos una estrecha
colaboración con Repsol-YPF
que ha comprendido trabajos tales como un sistema de monitorización
de controladores y el desarrollo de controladores avanzados para procesos
complejos. En las distintas plantas, estas funciones de control están
permitiendo unos niveles muy superiores de eficiencia en la supervisión
humana, lo que redunda en una mejora de la seguridad operativa.
¿Y cómo
se relaciona usted con investigadores santafesinos?
En la era de Internet las distancias no existen. Así, en 2001 tuvimos
los primeros contactos con el Dr. Ernesto Martínez, del Instituto
INGAR**,
porque habíamos detectado un interés común en el
área de control y supervisión de procesos por lotes, que
son característicos de la industria farmacéutica y la química
fina. Luego, con los auspicios del Ministerio de Educación y Cultura
de España, Ernesto realizó, durante 2003, una estancia como
profesor invitado en régimen de año sabático, esto
es, cuando el científico puede concentrar su tiempo y esfuerzo
en dar un renovado impulso y profundización a su temática
de investigación en otro lugar de trabajo. Después de su
retorno al Ingar, hemos tenido una permanente colaboración en diversas
temáticas. Sin duda, esta visita hizo que Santa Fe y Valladolid
estuvieran cada vez más cerca. Más recientemente, hemos
tenido una visita del Dr. Carlos Méndez y del Prof. Jaime Cerdá,
del INTEC***,
quien ha dictado un curso de optimización de procesos por lotes
en nuestro programa de doctorado.
Su visita,
¿tiene relación con nuevos proyectos de cooperación?
En efecto. Una colaboración que me interesa en particular es el
desarrollo de modelos para facilitar la migración rápida
de un bioproceso nuevo desde el laboratorio a planta industrial. Esto
responde a una necesidad imperiosa de las empresas de base biotecnológica.
Una cosa es la síntesis de una enzima o proteína de interés
a escala laboratorio, y otra es poder montar un proceso a escala industrial
que pueda alcanzar los niveles de productividad y reproducibilidad requeridos.
Tanto el INGAR
como la Facultad
de Bioquímica y Ciencias Biológicas (UNL)
tienen un potencial para buscar una integración de las capacidades
y recursos disponibles aquí -en el área de procesos y biotecnología-
con los recursos existentes en nuestro Departamento, orientados a la ingeniería
de sistemas y automática. El uso de modelos dinámicos en
la planificación de una secuencia óptima de experimentos
-en cuanto refiere a la información proporcionada por cada uno
de ellos- permitiría reducir sensiblemente los tiempos de desarrollo
de nuevos productos y también optimizar la productividad de bioprocesos
existentes.
¿Cuál
es el objetivo y qué recursos se necesitan para lograrlo?
El objetivo que estamos delineando es el desarrollo de una aplicación
informática que facilite la distribución del conocimiento
y que permita un diseño interactivo de experimentos para guiar
al diseñador durante el proceso de migración desde el laboratorio
al entorno industrial. No cabe duda de que esto requiere unos importantes
recursos humanos y materiales, pero ya estamos abocados a explorar distintos
mecanismos de financiación que nos permitan concretar la colaboración.
(*) Doctor en Física,
es catedrático de la Universidad
de Valladolid y Consultor de la Comisión Interministerial de
Ciencia y Tecnología (CICyT) de España.
(**) Dependiente del CONICET
y de la UTN, sito en Avellaneda 3657
de nuestra ciudad.
(***) Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química
(INTEC/CONICET/UNL),
ubicado en Güemes 3450, de Santa Fe.
Entrevistó:
Lic. Enrique
A. Rabe (ACS/CERIDE-CONICET).
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