SILICONA AQUÍ, ALLÁ Y EN TODAS PARTES

La silicona está presente en los senos femeninos, en la ropa que usamos y hasta en las botas de los astronautas.

Pamela y Demi, para comenzar
Algunas personas recordarán que Pamela Anderson y Demi Moore redujeron sus senos al tamaño que originalmente poseían. La silicona que les extrajeron -una cantidad considerable- es una de aquellas sustancias que hacen parte de nuestra cotidianidad. Está presente en la suela de los zapatos, en pegamentos, en líneas de pesca y en las reinas de belleza. Asimismo, muchos preservativos están hechos de silicona, o un material similar, y no es exagerado afirmar que, sin ellos, una relación sexual segura no podría darse.
La silicona tiene una estructura correspondiente a la de un polímero blando. Polímero, por ser una molécula muy grande (o macromolécula) que resulta de la unión de moléculas más pequeñas (monómeros), y blando, por su consistencia, la cual está acompañada de amorfidad y transparencia. Estas sustancias, para pasar de estado vítreo a gomoso, necesitan calor, o sea que, esos zapatos baratos comprados en la calle, y que dejan su suela adherida al ardiente suelo, solo son culpables de su blanda y "polimeral" consistencia.

Ahora, los "duros"
Por otro lado tenemos los polímeros duros. Los más cotidianos son aquellos de los cuales está constituida nuestra ropa, como por ejemplo el poliéster que, combinado con el algodón -un polímero natural- se utiliza para hacer camisas, blusas, pantalones; o el nylon, empleado en la fabricación de medias, alfombras, líneas de pesca, etc.
Estos polímeros son sólidos altamente cristalinos, con temperaturas de fusión relativamente altas, que sólo con mucho calor se convierten al estado líquido. Para crear un compuesto que resista condiciones extremas, como el utilizado en las botas de los astronautas o en las arterias artificiales, se deben sintetizar macromoléculas que presenten las características de un polímero blando y uno duro a la vez; se produce así un copolímero llamado "elastómero termoplástico". Estos copolímeros están presentes, por ejemplo, en varias partes de los automóviles, y en las zapatillas, por citar unos pocos casos.
Siempre hay que verificar si se tiene realmente una unión química o una mezcla física. Sólo si se integran dos polímeros, o, mejor dicho, dos tipos de moléculas de monómero por medio de uniones químicas muy fuertes entre sus átomos -enlaces covalentes-, no hay riesgo de que el nuevo compuesto, con el paso del tiempo, se separe en sus componentes originales.

De regreso a la silicona
Ésta, además de comportarse como una goma, posee otro problema: es hidrofóbica -no afín con el agua-. Cuando se implanta en los senos de las mujeres puede producir incompatibilidades, ya que los tejidos musculares están compuestos, en gran parte, por proteínas relativamente hidrofílicas -afines al agua-. Para superar esta dificultad se puede modificar la superficie de la silicona con grupos hidroxilos (OH), que son compatibles con el agua y con compuestos hidrofílicos.
La prueba más sencilla para probar la hidrofilicidad -capacidad para absorber agua- de un material es mojar su superficie con una gotita de agua; si se esparce, es hidrofílico, pero si queda como una gota normal, sin cambios de forma, entonces es hidrofóbico.
Los siloxanos, los polímeros blandos y duros, los copolímeros, todas aquellas sustancias con nombres un poco difíciles de recordar, hacen parte de nuestra vida diaria.

Fuente: "Ciencia al día" (Eduardo Posada - Aupec – Colombia).

Selección y adaptación: Lic. Enrique A. Rabe -Area de Comunicación Social del Centro Regional de Investigación y Desarrollo de Santa Fe (Ceride)-.

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