La erosión de los suelos en nuestro país

El término erosión proviene del latín (erodere), y significa una pérdida del material del suelo como consecuencia de la disgregación y el arrastre. Se trata de un proceso físico presente en toda la Argentina.

Comprendidos por los cuatro puntos cardinales
Los procesos de erosión del suelo se hallan presentes en todo el territorio, con distintas características e intensidades. En la mitad este del país, particularmente en las provincias mesopotámicas, predominan los procesos de erosión hídrica; en las zonas áridas y semiáridas del oeste, desde el extremo noroeste, pasando por la región Cuyana hasta la Patagonia, los suelos están afectados, en gran parte, por la erosión eólica (causada por el viento). De acuerdo con las estimaciones efectuadas, alrededor de un 25% de los suelos del país se encuentran erosionados. La extensión afectada por la erosión causada por el agua superaría ligeramente a la superficie afectada por erosión eólica. Sin embargo, en estas últimas áreas los grados severos y graves de erosión se hallan más extendidos que en las áreas con erosión hídrica.

Algunas de las causas
Las causas principales de erosión son el desmonte y el uso del fuego; el sobrepastoreo y las labranzas inadecuadas. En todas ellas un denominador común es la eliminación de la cobertura vegetal y la disminución de la materia orgánica del suelo (MOS). A título de ejemplo, podemos decir que las dos primeras causas son predominantes en las áreas de monte y selva del Chaco y Misiones; la erosión causada por el sobrepastoreo es evidente en la región patagónica, en tanto las labranzas son causales de la pérdida de suelos en las zonas agrícolas pampeanas.
Los suelos rojos subtropicales, similares a los que se encuentran en el Brasil, ocupan una porción reducida del territorio nacional, estando particularmente concentrados en la provincia de Misiones. En esta provincia, alrededor de un 20% de las tierras de mejor aptitud para el cultivo se hallan afectadas por erosión hídrica como consecuencia del desmonte y un manejo posterior inadecuado.
En el otro extremo del país, en las provincias patagónicas, se calculan unas 13 millones de hectáreas afectadas por la erosión, principalmente eólica. En esta región, el pastoreo excesivo de lanares en un ambiente frágil ha sido el principal desencadenante de un proceso de desertización sumamente grave.

Los problemas en la región pampeana
Aunque en las áreas subtropicales y desérticas la situación es más dramática, en la rica pampa húmeda la degradación y la erosión de los suelos son también un severo problema.
Desde el inicio de la agricultura extensiva en esta región, la cantidad de MOS ha disminuido a la mitad, influyendo en la degradación física de los mismos, en la disminución de la fertilidad, y en el mayor riesgo de la producción agrícola. Areas importantes de la región presentan tasas muy altas de erosión, habiéndose calculado pérdidas de espesor del suelo de unos 5 mm por año. En los últimos decenios, en diversos sectores pampeanos se ha instalado un sistema de agricultura continua, sin rotación con ganadería, que ha acentuado los procesos de degradación.
Evaluaciones realizadas han permitido establecer que la disminución del rendimiento de granos en suelos severamente erosionados de esta zona es de alrededor de un 30%. Las pérdidas económicas por causa de ese deterioro de los suelos se han calculado en varios cientos de millones de dólares anuales.

Procesos controlables
Ya existen diversas tecnologías disponibles para controlar los procesos de erosión y de degradación de los suelos. Así, por ejemplo, en los últimos años han comenzado a extenderse de manera explosiva los sistemas de siembra directa y de labranza mínima, que contribuyen a detener el proceso degradatorio y a renovar el contenido de MOS. Una mayor conciencia de la dimensión y riesgos del problema y políticas adecuadas deberán contribuir a la preservación de este recurso fundamental.

(*) Por Héctor J. M. Morrás; Revista "Ciencia Hoy", Vol. 9, Nro. 54; 2000; P. 54.

Selección y adaptación: Lic. Enrique A. Rabe -Area de Comunicación Social del Centro Regional de Investigación y Desarrollo de Santa Fe (Ceride/Conicet)-.

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