Objetos de antiguos
pobladores del Canal Beagle, motivo de investigación
Hace
25 años, Luis Roquera y Ernesto Piana, científicos del Conicet,
comenzaron investigaciones en el Canal Beagle (Tierra del Fuego) donde
encontraron rastros de una población de 7000 años de antigüedad.
A partir de esos descubrimientos, la antropóloga Dánae Fiore,
investigadora del Conicet,
se ha dedicado a estudiar el arte de los antiguos pobladores: los yámanas.
Y, por primera vez en nuestro país, utilizó la microscopía
con esa finalidad.
Qué se sabe
de los yámanas
Las poblaciones que se dataron tienen 7000 años de antigüedad,
y ocuparon la zona hasta principios del siglo XX. Las investigaciones
permitieron deducir, en base a lanzas y raspadores encontrados, que, al
principio, no eran canoeros sino sólo cazadores de animales que
estaban en la costa. A partir de 6400 aparecen herramientas que presuponen
la presencia de canoeros que usaban arpones. Roquera y Piana hicieron
la secuencia histórica y son quienes hallaron los arpones y objetos
hechos en hueso con decoración en bajorrelieve con formas geométricas,
tema que sedujo a Fiore para estudiar el arte de esos objetos. “Hay asociación
entre el diseño y el tipo de pieza, ya que en ellos se ve la intencionalidad,
las reglas culturales con pautas preestablecidas. No responden a una idea
caprichosa”, señala Fiore.
Otro de sus intereses es ver cuáles son las técnicas usadas
por los yámanas, pregunta que todavía no tiene respuesta
aunque, para encontrarla puso en práctica procedimientos no usados
antes en el país para estudiar arte: la microscopía. Si
bien el uso de microscopios se remonta a más de 50 años,
en la Argentina no se los utilizaba para investigar en el arte.
Mirada
escrutadora + experimentación
La Dra. Fiore observa los grabados a través de distintos tipos
de microscopios -electrónico de barrido, metalográfico y
estéreo-microscopio- y ve cuáles son las características
de profundidad y ancho de las figuras, y qué tipo de huellas quedan
a partir de un instrumento.
El total de objetos decorados, en los diez sitios arqueológicos
del Canal Beagle, supera los 270. Se trata de la mayor cantidad de objetos
de hueso decorados del sur de Sudamérica, y es también la
colección más antigua.
“No fue difícil descubrir qué herramientas usaban los yámanas
y cómo se movía el instrumento sobre el hueso para dejar
los diferentes grabados”, asegura. Además de mirar el objeto, y
para estar segura de que las huellas son realmente indicadoras del movimiento,
hace experimentos en los que ella misma graba sobre hueso y los compara
en los microscopios. Por ejemplo, usando herramientas hechas con hueso
de guanaco -autóctono del Canal Beagle- y de vaca, llegó
a encontrar claras huellas indicadoras del movimiento que hacían,
es decir, si grababan en una sola dirección o hacia un lado y hacia
otro. Así logró identificar algunas técnicas de grabado
en objetos arqueológicos mediante criterios que generó experimentalmente.
La investigación revela cómo una sociedad deja objetos de
arte, algo “mudo”, pero que permiten reconocer la intencionalidad impresa
en los mismos.
Las pinturas corporales,
tema de tesis
Los yámanas usaban sedimentos rojizos, formados en las rocas, como
fuentes de pigmento para sus pinturas corporales, tema éste que
fue eje de la tesis doctoral que Fiore realizó en Londres, basándose
en la comparación de fotos etnográficas de yámanas
y selk’ nam ( “onas”). En los sitios arqueológicos de la costa
norte del Canal Beagle existen residuos de pigmentos rojos en capas de
6000 años de antigüedad, por lo cual la investigadora asegura
que los antiguos nativos manejaban estos recursos y tenían los
conocimientos técnicos para transformar una sustancia natural en
pintura. La Dra. Marta Maier, investigadora del Conicet,
y su equipo de la UBA,
analizan tales pigmentos.
Fuente: Divulgación
Científica del Conicet.
Adaptó: Lic. Enrique A. Rabe (ACS
/ Ceride - Conicet)
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